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El derecho del arte, el desconocido en México

Requerimos que las instituciones culturales tengan profesionales del área en los puestos administrativos, y que exista una defensa del patrimonio cultural, considera Pablo Ángel Lugo.
sáb 30 abril 2022 07:00 AM
El derecho al arte, el desconocido en México
Lejos estamos ya de considerar el grafiti como un acto vandálico, hablamos de una expresión artística con 50 años de tradición, claramente documentado y aceptado como una expresión artística por el sistema del arte, señala Pablo Ángel Lugo.

(Expansión) - Deseo continuar con el asunto de los murales eliminados , los cuales eran parte del patrimonio cultural de la Alcaldía Cuauhtémoc. Para ello recuperemos algunos datos del pasado, solo para poner en contexto la gravedad del asunto.

En el año 2013, una corte federal estadounidense estableció, que haber pintado de blanco las piezas de 21 artistas del grafiti en el estado de Nueva York, había sido una violación de la ley, la ley afectada era la Visual Arts Rights Act (VARA) para ser precisos; la demanda contra el desarrollador inmobiliario Jerry Wolkoff, quien pintó las obras, triunfó en los tribunales, otorgándoles una compensación de 6.7 millones de dólares.

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Lo relevante del caso es que se somete a las mismas circunstancias de la eliminación de los murales en los mercados de la Alcaldía Cuauhtémoc, en ambos casos no existía documentación que acreditase el acuerdo entre el propietario del inmueble y aquellos que pintaron las piezas.

La alcaldía reclama lo mismo, que no hay acuerdos, y que pueden hacer lo que quieran. Se equivocan, es un principio del derecho: la ignorancia de la ley no te exime de su cumplimiento, lo más preocupante es que el rechazo proviene de las instituciones responsables de conocer la ley.

Ya hemos establecido que no se puede borrar una obra de arte, y que eso constituye un acto que atenta contra la Ley Federal de Derechos de Autor, tanto en México, como por convenios internacionales firmados por el gobierno mexicano. La última cosa que se podría alegar, para tratar de escapar de este lío, es que aquello que se eliminó no constituía una pieza de arte.

Este argumento se desecha por sí mismo al haber sido encargos de la alcaldía a los artistas, en un caso; y por ser piezas de arte público, en el caso del mercado Martínez de la Torre en la colonia Guerrero.

Para ejemplificar un caso más del reconocimiento del grafiti como obra de arte, así como su importancia y aceptación en la vida cultural y artística, podemos enumerar casos en que los grafiti han sido desprendidos del lugar donde estaban.

Al menos dos de los murales del artista británico Banksy han sido cortados con todo y pared para ser vendidos, el primero se encontraba en Tottenham Hale, fue cortado y subastado por £750,000 (más de 19 millones de pesos) y el último que se cortó fue el año pasado, la pieza “girl hula-hooping”, comprada por el galerista John Brandler, por más de “seis dígitos” y asegurando que su interés es la preservación de las piezas de arte.

Eso nos evidencia el interés económico que existe por las piezas de grafiti. Es decir, lejos estamos ya de considerar el grafiti como un acto vandálico, hablamos de una expresión artística con 50 años de tradición, claramente documentado y aceptado como una expresión artística por el sistema del arte.

Lo que nos falta en México es definir si continuaremos negándonos al avance y ampliación de las ideas y de las realidades globales, para ello requerimos que las instituciones culturales tengan profesionales del área en los puestos administrativos, y que exista una defensa del patrimonio cultural, no sólo el prehispánico, sino de todo nuestro patrimonio cultural.

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Me niego a aceptar que los responsables de cultura de una alcaldía no tuvieran el mínimo conocimiento de la LFDA, o bien la Alcaldesa no tomara en cuenta los consejos de los especialistas, de su equipo de trabajo, y si no tiene a nadie en su equipo de trabajo que sepa manejar estos asuntos, no deja de ser una torpeza de la administración. Esperemos que todo esto sea sólo un error que se solucionará con el pago para que se pinten los murales de nuevo, y no pase algo más lamentable.

Soluciones a corto plazo: para la alcaldesa no le queda más que aceptar que se cometió un error, y aprovechar para reparar el daño causado a los creadores y a los ciudadanos, así como dejar de tener en la administración de cultura gente que no esté capacitada. Más extraño es que el único nombre de responsable de Cultura de la Alcaldía en la página de internet sea un licenciado en Derecho. Es inaudito que problemas legales no sean vistos por un abogado, una verdadera falta de profesionalismo.

A todas luces, este evento es un suceso extraordinariamente aberrante, no podemos pretender ser una nación que lucha a capa y espada por la recuperación del patrimonio cultural en el extranjero, pero al interior toleramos la destrucción del mismo.

Nota del editor: Pablo Ángel Lugo es perito Judicial en Arte Público. Síguelo en Twitter y en Facebook . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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