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Gobiernos inteligentes requieren ciudadanos inteligentes

El uso intensivo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) no es suficiente para llamar a algo “inteligente”, apunta Ana Peña.
mar 07 junio 2022 06:02 AM
Gobiernos inteligentes requiere ciudadanos inteligentes
¿Sentirías confianza de la vigilia constante de nuestros actuales gobernantes? ¿Para qué crees que usarían los datos que recopilen de ti? ¿Tendrían la ética necesaria para administrar nuestra información a favor de la ciudadanía?, plantea Ana Peña.

(Expansión) - La cantante Chavela Vargas describió a México como un gigante dormido, que algún día despertaría para decirle adiós a todo lo que hoy limita su completo potencial. No hay duda de que la transformación digital será clave para el despertar, lo cual conlleva esfuerzos de diferentes esferas de la sociedad, incluyendo la gubernamental.

La digitalización del sector público, sea lenta o acelerada, es necesaria para lograr un gobierno inteligente que brinde mejores servicios a los ciudadanos, pero este concepto desde mi punto de vista debería estar integrado por dos factores importantes: tecnología y ética.

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Un gobierno inteligente es aquel que usa la tecnología para brindar servicios gubernamentales en pro del bienestar y beneficio de los ciudadanos. Hoy en día hemos adoptado la factura electrónica y la digitalización de procesos administrativos, como el trámite de tu CURP, que nos ahorran largas filas y mucha burocracia.

Estos ejemplos son muy básicos, evidentemente es necesaria una estrategia más integral, que especifique desde cómo las autoridades aplican la inteligencia económica, hasta cómo usan la tecnología para mejorar la seguridad, es decir, que el uso intensivo de la tecnología esté embebido e interconectado en cada proceso gubernamental.

Aquí viene el “pero” … un uso intensivo de la tecnología, sí, estoy totalmente a favor, PERO siempre y estrictamente en pro de los beneficios de la ciudadanía y en respeto total a los derechos humanos, y aquí el segundo factor fundamental de un gobierno inteligente: ética.

La tecnología no es sinónimo de inteligencia

En alguna ocasión vi un video simulando la capacidad de China para detener a delincuentes. En el video, un hombre comete un robo, su rostro es inmediatamente identificado y envía a las autoridades información de su nombre, edad, dónde vive, entre otros detalles de su persona, así como su geolocalización actual.

Tecnologías como el 5G, la inteligencia artificial y el edge computing se mezclan para que el gobierno pueda determinar la ubicación del delincuente en cuestión de segundos y avisar a los guardias del lugar, decirles específicamente en dónde lo podrán encontrar y detenerlo. Menos de tres minutos les tomó.

Bien, aplausos para el gobierno inteligente chino, su estrategia es integral y eficiente. Pero hay algo más que no gusta a la gente de Occidente: la observación constante de quién eres y qué haces. China usa la misma tecnología para un proyecto piloto: calificar a sus ciudadanos como buenos o malos a través de algo llamado “crédito social”.

En resumen, la vigilia constante recopila datos en tiempo real de cada uno de sus ciudadanos, cuyo perfil digital puede ser consultado por las autoridades en cualquier momento.

El argumento es: poder usar Big Data para la construcción moral de la sociedad. ¿Cuál es esa moral exactamente? Viniendo de un país con políticas tan estrictas como China, no sería sorprendente que las posturas a favor o en contra del gobierno cuenten en la calificación del crédito social.

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Uso este ejemplo para decir que México sí necesita un gobierno inteligente, pero no uno que se quiera pasar de listo. Imagina que de un día para otro se den todas las inversiones y avances en tecnología que tanto pedimos y añoramos, y entonces México tenga la misma capacidad para hacer lo que hace China. ¿Sentirías confianza de la vigilia constante de nuestros actuales gobernantes? ¿Para qué crees que usarían los datos que recopilen de ti? ¿Tendrían la ética necesaria para administrar nuestra información a favor de la ciudadanía?

El uso intensivo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) no es suficiente para llamar a algo “inteligente”. Así como podemos avanzar poco a poco en la digitalización de los servicios gubernamentales, también lo debemos hacer con la ciudadanía, es decir, que las plataformas tecnológicas implementadas y los datos obtenidos estén abiertos y enfocadas en comunicar a ambas partes para hacerse escuchar y valer, ¿podríamos llamar a esto una democracia inteligente?

La descentralización de los datos y la apertura del uso de la tecnología podría ser un buen camino a seguir para alcanzar un gobierno inteligente, una ciudadanía inteligente, y una democracia inteligente. Definitivamente, son peldaños que tenemos que proponer en el camino para despertar al gigante dormido y que, entonces sí, saque su máximo potencial.

Nota del editor: Ana Peña es directora de comunicación para Intel Américas. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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