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Indicadores económicos apuntan a una desaceleración del crecimiento

Si bien caben pocas dudas de que la Fed aumentará las tasas en su próxima reunión de septiembre, el mercado se encuentra dividido en cuanto a la magnitud de dicho aumento ¿será de 50 o de 75 pb)?
lun 29 agosto 2022 06:03 AM
(Un corredor pasa frente al edificio de la Reserva Federal en Washington)
Ante la próxima celebración del simposio del banco central en Jackson Hole a fines de esta semana, parece que el mercado espera que los responsables de la Fed presenten un mensaje más bien duro, ya que el ímpetu del repunte se ha frenado, apunta Yves Bonzon.

(Expansión) - Con ocasión de la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) el pasado mes de julio, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos marcó un claro cambio en su posición al anunciar que, puesto que la tasa de referencia se encuentra ahora muy próxima a un territorio neutral, el rumbo de su política pasará a ser “dependiente de los datos” de ahora en adelante. Este levísimo cambio en el tono de la Fed ha permitido a los mercados prolongar su repunte.

Bien es cierto que varios de los colegas que acompañan al presidente de la Fed Jerome Powell en la junta de gobierno se apresuraron a negar cualquier asomo de moderación en la posición de la Fed y reafirmaron su voluntad de rebajar la inflación hasta el objetivo fijado, así como la necesidad urgente de seguir aplicando importantes alzas a las tasas para lograr tal objetivo.

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Si bien caben pocas dudas de que la Fed aumentará las tasas en su próxima reunión de septiembre, el mercado se encuentra dividido en cuanto a la magnitud de dicho aumento ¿será de 50 o de 75 puntos básicos (pb)?, puesto que la inflación está tocando techo y empieza a sorprender a la baja.

¿Qué factor podría entonces empujar a la Fed, dependiente de los datos, a frenar su trayectoria de alza de tasas? Datos que apunten a un descenso de la inflación podrían actuar en esta dirección y hay indicios que señalan que los precios deberían cambiar de rumbo, esencialmente porque el impulso económico se está desacelerando.

Los datos macroeconómicos por su parte siguen generando decepción a la baja. Gran parte de esta debilidad tiene su origen en el sector inmobiliario, donde los precios en aumento y la subida de las tasas de los créditos hipotecarios están afectando negativamente tanto a la actividad constructora como a la propia demanda.

Y si bien las intenciones de inversión se encuentran en máximos históricos, se están moderando y tanto los indicadores manufactureros adelantados como los estudios comerciales revelan un pesimismo creciente, que también tiene su reflejo en los principales estudios sobre las expectativas de los consumidores.

Por otra parte, el mercado laboral sigue dando muestras de una excepcional fortaleza, lo que reduce la posibilidad de que la economía entre en recesión. Mientras que los indicadores económicos se inclinan ligeramente a la baja, tanto las condiciones financieras como el apetito de riesgo dieron un drástico giro el mes pasado.

El repunte que se produjo en los mercados de renta variable, provocando una subida del S&P 500 del 17.4% con respecto a su piso del mes de junio, y el ajuste de los diferenciales de crédito son factores que contribuyeron a aliviar parcialmente la escasez de liquidez que estaba afectando a los mercados.

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No obstante, ante la próxima celebración del simposio del banco central en Jackson Hole a fines de esta semana, parece que el mercado espera que los responsables de la Fed presenten un mensaje más bien duro, ya que el ímpetu del repunte se ha frenado, bajando las acciones de las empresas de gran capitalización un 4.1% desde su máximo de agosto. Consecuentemente, el apetito por el riesgo se ha derrumbado.

Creo prevé que la Fed se mantendrá fiel a su mensaje de dependencia de los datos y limitará la subida de las tasas a tan solo 50 pb, dado el equilibrio de los indicadores económicos.

Dicho esto, los inversionistas deberían tener en mente que las alzas de las tasas de la Fed no se han trasladado íntegramente a la economía real hasta la fecha este año. El efecto retardado de la política monetaria se sumará a un impulso fiscal sumamente negativo, provocando una rápida contracción del déficit presupuestario federal.

Nota del editor: Yves Bonzon es Group Chief Investment Officer en Julius Baer. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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