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Inversión y financiamiento para la banca en un entorno de bajo apetito de riesgo

La coyuntura económica y el potencial impacto que pudieran tener presiones inflacionarias y de crecimiento en los emisores provocan una mayor ponderación en la toma de decisiones de inversionistas.
mié 28 septiembre 2022 12:00 AM
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Para el público inversionista, un entorno de mayores tasas pudiera resultar atractivo en términos de mayores rendimientos en instrumentos de deuda; incluso aquellos con un bajo nivel de riesgo, apunta Akira Hirata.

(Expansión) - El entorno económico continúa mostrando afectaciones tanto a nivel nacional como global, derivado de los eventos geopolíticos y las afectaciones en las cadenas de suministro. Lo anterior ha derivado en una sostenida tendencia creciente en la inflación a nivel global, que ha afectado las dinámicas de consumo e inversión, con un impacto negativo en las perspectivas de crecimiento económico para este año y el próximo.

Esta coyuntura económica ha llevado a la continuación del ciclo de alzas de tasas por parte de los bancos centrales a nivel global, en una búsqueda para aliviar las presiones inflacionarias. En particular, Banxico ha mantenido una política monetaria restrictiva, llevando la tasa de referencia a un nivel de 8.50%, con la expectativa de cerrar el 2022 en un nivel cercano a 10.0%. Si bien espero una normalización de las condiciones económicas en el mediano plazo, queda cierta incertidumbre sobre la temporalidad de estas presiones inflacionarias y su efecto de mediano plazo sobre el crecimiento.

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Para el público inversionista, un entorno de mayores tasas pudiera resultar atractivo en términos de mayores rendimientos en instrumentos de deuda; incluso aquellos con un bajo nivel de riesgo. Por ejemplo, la tasa de Cetes se ha incrementado de 4.24% al cierre de 2020 hasta 8.75% a septiembre de 2022, de acuerdo con datos del Banco de México. Este mismo comportamiento en tasas se ve reflejado en una variedad de activos locales e internacionales, considerando además que una proporción importante de la deuda bursátil está referida a tasa variable, por lo que sigue la tendencia alcista de las tasas de referencia.

A pesar de lo anterior, identifico un bajo apetito de riesgo en los mercados, en donde las colocaciones de deuda en el mercado local se han ralentizado, a pesar de mayores tasas de interés. En mi opinión, la coyuntura económica y el potencial impacto que pudieran tener las presiones inflacionarias y de crecimiento en los emisores está teniendo una mayor ponderación en la toma de decisiones de los inversionistas, lo que ha llevado a que la demanda de inversión se concentre en activos de bajo riesgo.

Al enfocarnos en los portafolios de inversiones de la banca comercial, esta postura conservadora en cuanto a la toma de posiciones de riesgo también se observa en este sector, donde los bancos mantienen sus inversiones principalmente en instrumentos de deuda gubernamental y con un muy bajo perfil de riesgo. En el balance de riesgos, considero que esta postura es adecuada dada la coyuntura económica, donde estos instrumentos de bajo perfil de riesgo están ofreciendo rendimientos atractivos no solo a la banca, sino a sus ahorradores e inversionistas.

Pasando a las perspectivas de crecimiento de las carteras de crédito, creo que nos encontramos ante un entorno económico que limita sus perspectivas de crecimiento. En este sentido, se debe de tomar en cuenta que la demanda por crédito posiblemente provendrá por necesidades de liquidez de corto plazo o para compensar una pérdida de poder adquisitivo, y no por planes de inversión o adquisición de bienes duraderos. En mi opinión, esto aplicaría tanto para créditos de consumo como para créditos empresariales, particularmente en casos como tarjetas de crédito y créditos para pymes.

Por otra parte, espero que el contexto de alza de tasas y menor crecimiento impacte la oferta de ciertos productos de crédito, en particular por un mayor costo para los clientes potenciales en un entorno de alta inflación que limita la capacidad de endeudamiento de las personas. En particular, espero que este efecto se vea en créditos hipotecarios, y en una menor magnitud, en créditos automotrices.

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En el caso de intermediarios financieros no bancarios, creo que este tipo de instituciones habían mantenido un apetito de crecimiento mayor en comparación con la banca comercial, al atender principalmente a un segmento de pequeñas y medianas empresas que estaba desatendido por la banca, y que tenían necesidades de financiamiento para liquidez y capital de trabajo en el contexto actual. Sin embargo, este segmento actualmente enfrenta retos asociados al acceso a fuentes de fondeo, por lo que sus perspectivas de crecimiento también se ven limitadas en el corto plazo.

En conclusión, creo que los intermediarios financieros enfrentan un entorno económico retador, donde persisten las presiones inflacionarias en el corto plazo y la balanza de riesgos para el crecimiento económico se mantiene a la baja. Considerando estos factores, la adopción de una postura conservadora y de bajo apetito de riesgo es una reacción prudente. En particular, para la banca comercial observo una operación saludable y rentable, sin que esto involucre una mayor toma de riesgo en cartera e inversiones, lo que favorece la estabilidad del sistema financiero mexicano en el corto y mediano plazo.

Nota del editor: Akira Hirata es Director Asociado de Instituciones Financieras / ABS de la calificadora HR Ratings. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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