En México no se tiene data que nos permita ubicar la relación entre las vacaciones y los beneficios que éstas generan en la productividad y en el bienestar de las personas, pero sí está comprobado que hay una conexión.
Según un estudio de la Asociación de Viajes de Estados Unidos y el proyecto Time Off, que implicó conocer la opinión de más de 5 mil empleados, aquellos que se tomaban menos de 10 de sus días de vacaciones al año tenían 34.6% de probabilidades de recibir un aumento o una bonificación en un periodo de tres años, mientras que quienes se tomaron más de 10 días tenían 65.4% de posibilidades.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud sostiene que trabajar 55 horas o más a la semana se asocia con 35% más de riesgo de accidente cerebrovascular y 17% más de riesgo de morir por enfermedad cardíaca, que una semana laboral de 35 a 40 horas.
¿Estamos ante un costo o una oportunidad de tener un mejor capital humano?
Visto así, debemos eliminar esos extraños resortes que nos hacen renegar del periodo vacacional. Las áreas de RRHH deben darle la bienvenida a este ajuste, no pensar en costos, sino en el mantenimiento que requiere el capital humano para rendir mejor. Los jefes, por su parte, revisar si son ellos los que no promueven las vacaciones y eliminar su toxicidad al respecto.
“El empleado es ahora un cliente de experiencias. Hoy, los empleados consideran que la empresa les tiene que dar experiencias satisfactorias desde el reclutamiento, la compensación, el trato con el jefe, la inclusión, la libertad y seguridad sicológica; cuando la experiencia es mala obviamente se desmotivan, se desenganchan y se van. Hay que tratar al empleado como un cliente”, dice Rogelio Salcedo, partner y general manager de la consultoría Olivia.
El foco debe estar en la productividad, no en controlar la hora y la jornada de trabajo. Hay que olvidarse del micromanagement, confiar más, medir por resultados, impulsar mejores hábitos de trabajo. El liderazgo, después de la pandemia, no debería perder su enfoque de humildad y de humanidad; seguir conectado a la emocionalidad y enfocado en las habilidades sociales y no en las técnicas. Comunicar mejor el propósito y no estar arrastrando al equipo. Es managing by purpose, no managing by force.