Punto uno: las cosas en México se pueden poner mal. Dos elementos saltan a la vista: la inflación y la inseguridad. La recesión en Estados Unidos es un foco de alerta, pero no un potencial evento que pueda poner en jaque a la economía mexicana.
“Yo soy de los que piensa que la recesión en Estados Unidos será más blanda que fuerte, el mercado de consumo en aquel país se sostendrá y eso ayudará a que se mantengan las exportaciones mexicanas. Me preocupan las presiones inflacionarias y la creciente inseguridad en ciertas regiones del país. Cuando una persona no puede transitar de forma tranquila, cuando no pueden llevarse mercancías de un lado a otro, sin el riesgo de que te roben y te asalten, eso afecta el ánimo de las personas pero también la productividad porque las empresas tenemos que estar invirtiendo cada vez más en sistemas de seguridad, en personal, en cuestiones que no agregan valor pero nos cuestan mucho”, sostiene Antonio del Valle.
Punto dos: la complicada relación con el poder político. La autollamada Cuarta Transformación, en algunas ocasiones, ha puesto contra las cuerdas a los empresarios. Eso ha provocado posturas diversas en el ecosistema de negocios, de tal forma que descifrar la mejor fórmula para lidiar con el Presidente de la República es aún un trabuco difícil de resolver. Frente a eso, hay quienes sostienen que los organismos de representación empresarial deberían plantar cara a Andrés Manuel López Obrador.
El presidente del Consejo Mexicano de Negocios no piensa así: “La misión de todo empresario, empresaria, es generar valor. Y la mejor forma de hacer lo que sabemos hacer es que nos dejen hacerlo y no nos estén cambiando las reglas constantemente. Entonces, lo que tienen que hacer los organismos empresariales es, primero que nada, tener un diálogo, si no se tiene éste con la autoridad no se puede llegar a acuerdos y así beneficiar a la actividad productiva. No se trata de dar manotazos, sí, por supuesto, dejar clara la posición de la iniciativa privada y creo que eso lo hemos dejado claro en todo momento. Ahora, si lo que quisieran ver es a algún representante de la iniciativa privada que se inmolara frente a Palacio Nacional, eso no lo van a ver”.
Punto tres: la guillotina fiscal. La reforma fiscal seguirá enterrada y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) mantendrá con filo la estrategia contra los grandes contribuyentes. Así, en tiempos en los que el dinero está escaso, el gobierno tiene muy claro que no es posible sacarle dinero a las piedras. Pero sí a las grandes empresas.
El líder de los empresarios sostiene que esto no le provoca insomnio: “Las grandes empresas en general seguimos y seguiremos pagando nuestros impuestos como debe de ser. Si hay alguien que esté evadiendo impuestos o eludiendo pues que sí se preocupe, pero los que nos gusta dormir tranquilos, que somos la mayoría de las grandes empresas, no nos preocupa eso. La noticia de que no habrá cambios fiscales de aquí a que termine esta administración es positiva. Ahora, sí se pueden cambiar ciertas leyes en el tema fiscal para incorporar a los mexicanos que hoy no pagan impuestos; se habla que la economía informal representa 50% o más de la economía, por lo que hay una gran oportunidad de hacer reformas para incorporar a la base que no paga impuestos e incorporarlos a la formalidad del país”.
Punto cuatro: las piedras en el camino del T-MEC. Los diferendos en cualquier acuerdo comercial son la regla. En tiempos del TLCAN ocurrieron, pero ahora con el T-MEC la tensión se ha intensificado con el capítulo eléctrico. ¿Las consultas no prosperarán y darán paso a un panel de controversias? En unos años vendrá la revisión del acuerdo comercial y, quizá, podríamos llegar mal parados a ese momento.
Del Valle Perochena es optimista: “Uno de los cambios más positivos del NAFTA al TMEC es justamente este mecanismo de resolución de controversias. A mí me parece muy bien que se aplique, que se lleve a cabo el periodo de consultas y por lo que hemos visto en estos días parece que va bien y que se puede llegar a conclusiones que pueden ser muy buenas. A nadie le conviene llegar al periodo de paneles porque las principales afectadas ante posibles sanciones por parte de los americanos a México somos las empresas. No veo en riesgo el TMEC, lo que sí creo es que debemos seguir trabajando para que cuando tenga lugar la revisión tengamos un TMEC mucho más fortalecido y no haya quien lo ponga en duda”.