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#Entrelíneas: 2023. La desglobalización que no será

Lo que viene es una revaluación de las cadenas de suministro globales, nuevos matices en la globalización, más interconexión entre las economías, un orden económico global más multipolar.
lun 19 diciembre 2022 05:22 AM
World Map on digital display
Esta nueva era de la globalización está siendo impulsada por intangibles y servicios.

El mundo ya no será el mismo. La globalización se está reescribiendo. 2022 será recordado por la lluvia de términos que intentan dar cuenta de lo que está pasando: “una nueva guerra fría”, “una recesión geopolítica que ha dejado a la deriva el orden económico”, “fragilidad en las cadenas de suministro”, “el desgaste de la gobernanza de la globalización”…

Vivimos tiempos muy agitados y eso da rienda suelta a llamados apocalípticos, pero lo que viene es una revaluación de las cadenas de suministro globales, nuevos matices en la globalización, más interconexión entre las economías, un orden económico global más multipolar.

La pregunta incómoda es: ¿qué papel quiere jugar México en esta historia?

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Los papás del proceso de globalización de 1944, con Bretton Woods, ya no son el centro del comercio internacional. En 2020, los países del Pacífico se convirtieron en la principal región del comercio global. Pero el origen de lo que hoy ocurre data de 2008, cuando los flujos de comercio global en relación con el PIB empiezan a moderarse. Ahí fue el punto de quiebre.

De acuerdo con el World Development Indicators del Banco Mundial, que compila estadísticas de más de 200 economías, el coeficiente de comercio sobre PIB llegó a su máximo en 2008 con una tasa de 60%, que después cae por la crisis de 2009 y para 2021 mantiene la tendencia a la baja al colocarse entre 51% y 52%.

“En términos de comercio, más que hablar de desglobalización, pareciera que hemos llegado a un nivel de saturación del incremento del comercio por diferentes razones. Es una tendencia muy profunda”, afirma Enrique Dussel Peters, doctor en Economía por la Universidad de Notre Dame.

Algo más está pasando: al tiempo que los flujos comerciales se están transformando, esta nueva era de la globalización está siendo impulsada por intangibles y servicios; es decir, la participación porcentual de la propiedad intelectual, los servicios de TI y las telecomunicaciones, la investigación y el desarrollo, está creciendo aceleradamente en la actividad económica mundial. Así, también, las cadenas de valor de los bienes manufacturados se verán influenciadas por la creciente automatización, la evolución de los salarios y el desarrollo de nuevos centros de intangibles.

América del Norte (AN) ha registrado cambios importantes. Manuel Gómez, socio de McKinsey & Company, así lo explica:

Hay una macrotendencia a través de la cual las compañías están buscando en ciertas industrias servir a sus clientes de una forma más cercana y esto implica construir nuevas plantas industriales y desarrollar cadenas de suministro. En los últimos cuatro años, este fenómeno se ha acentuado.

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Los incentivos que motivan a las grandes compañías a ubicar plantas en AN son: el costo de la mano de obra, considerando que éste ha crecido en Asia; el costo de transportación, que en Europa y Asia ha aumentado hasta seis veces; los aranceles y tarifas a productos asiáticos, impuestos por Estados Unidos. Además, el servicio, la resiliencia y la flexibilidad de las cadenas de suministro.

Pero esto no significa que se esté desglobalizando el mundo. “Estos temas no son blancos ni negros; son de matices. Están tan integradas las economías y hay centros de desarrollo tan integrados, que una desglobalización abrupta no va a ocurrir, pero sí habrá ciertas industrias, sobre todo en AN, que ganarán preeminencia”, añade Manuel Gómez.

El también especialista en la práctica de Operaciones de McKinsey & Company sostiene que las industrias con una mayor proclividad a ser regionalizadas en AN son: equipo médico, semiconductores y componentes electrónicos, computadoras y electrónicos, industria farmacéutica.

El portón de oportunidades, sobre todo para las multinacionales, es enorme. En este momento, éstas analizan cómo apalancarse más con estas tendencias, de qué forma lograr una ventaja competitiva en su estructura de costos y cómo servir mejor a sus clientes en las diferentes regiones. Pero, también, en este mundo tan cambiante no hay nada escrito sobre piedra.

El mundo está más interconectado que nunca, pero los países y las empresas intentarán hacerse más resistentes a los impactos externos. El pleito entre Estados Unidos y China continuará, pero nada que ponga en riesgo el comercio bilateral. Estados Unidos ya no es el maestro de la orquesta, al tiempo que las expectativas de crecimiento de China dependen de su estrategia para contrarrestar la pandemia por covid-19. El sureste asiático (Vietnam, Malasia y Tailandia) se ha convertido en el paraíso de la prosperidad.

México está invitado al ‘festín’, pero parece no tener mucha hambre. Los ojos de muchas empresas están sobre éste, pero la piensan dos veces ante tres factores: uno, la proveeduría, pues el reto es encontrar proveedores calificados que cumplan con los requerimientos del T-MEC para ensamblar productos que puedan ser exportados a Estados Unidos; dos, la disponibilidad de mano de obra calificada, que varía en los diferentes hubs del país; tres, la rotación del talento, que hoy es alta y no garantiza una producción y el nivel de calidad requeridos.

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La integración mundial prometía, también, un enriquecimiento rápido de todos los países. Evidentemente, eso no ha ocurrido; al contrario, los beneficios se han distribuido de una manera muy irregular y desigual.

México tiene que tomar decisiones.

Luis Rubio, analista económico, no observa para lo que resta de este sexenio políticas públicas que promuevan la actividad productiva de las empresas. Frente a eso, considera que la estrategia a seguir por parte de los empresarios es sentar las bases rumbo a la sucesión presidencial.

“Es necesario ir planteando los factores potencialmente atractivos a la inversión, pública y privada, nacional y extranjera, y así propiciar un entendimiento muy rápido con el nuevo gobierno. Lo que tiene que hacer el sector privado es vincularse con todos los potenciales candidatos y sensibilizarlos sobre lo que es necesario corregir”, concluye.

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