Riesgos como el confundir lo correcto de lo incorrecto, el fin justifica los medios o tomar malas decisiones por las razones correctas fueron algunos de los que las áreas de Recursos Humanos tuvieron que atender con mayor frecuencia en el último par de años.
Pero las etapas durante y después de la contingencia (esta última, por la que ya estamos pasando) deben de seguir involucrando el monitoreo del bienestar de los colaboradores por parte de los responsables del recurso humano. Si un aprendizaje de la pandemia fue poner más atención a los trabajadores de la empresa en el desarrollo de sus conductas, ¿por qué no seguir haciéndolo cuando existen diversas situaciones que pueden seguir afectándolos?
Permítame explicarme, estimado lector, haciendo referencia a una serie de situaciones que, desafortunadamente no son nuevas y forman parte de la cotidianeidad de los mexicanos.
Cada año, la Encuesta Nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública que elabora el INEGI nos muestra con pequeñas variantes en sus resultados año por año el cómo nos sentimos los mexicanos en materia de seguridad. Tan solo el año pasado, parte de la información de esta encuesta mostraba que el 85.3% en Ciudad de México nos sentimos inseguros.
Es cada vez más frecuente ver, escuchar o leer en las noticias sobre muertos, desaparecidos y balaceras como los efectos más impactantes del crimen organizado en nuestro país. Pero también lo es todo lo relacionado a la delincuencia común, esa que impacta la vida de las personas cuando son asaltadas en el transporte público, calle, casas o en sus negocios, además de la extorsión y el fraude.
Es cierto, estas afectaciones, antes, con o sin pandemia, ya existían. Probablemente para la mayoría de las personas las circunstancias que mencioné al inicio de este texto ya mejoraron respecto a los años previos, pero aún se tienen estas otras situaciones importantes que enfrentar que generan incertidumbre en las personas.