Un teórico nos diría que los hábitos son conductas que adoptamos en ‘x’ momento de nuestra vida y comenzamos a repetir regularmente. De repente y sin darnos cuenta, esas acciones ya forman parte de nuestra rutina desde hace años, tanto para llevarnos a ganar o para arrastrarnos a la ruina: derrochar la quincena en una sentada, hacer deporte todos los días, fumar hasta cansarnos, leer un libro por semana. Correcto. El ying y el yang.
Creo que, con el paso del tiempo se ha hecho habitual (incluso de moda) la propagación de malos hábitos, por una sencilla razón: venden. Beber alcohol vende (y mata). Fumar vende (y también mata). El sedentarismo vende (y mata tu productividad); mientras estás tranquila o tranquilo, en cama, viendo videos en el celular o series en tu plataforma favorita, ellos ya ganaron, y sí, tú perdiste.
Es una gran oportunidad para hablarnos con franqueza; todos tenemos malos hábitos, ¡uno!, por pequeño que sea, y claro, también buenos hábitos (uno, por pequeño que sea). Ojo, no es una invitación a la disculpa por mantener conductas nocivas ‘al fin y al cabo todos lo hacen’. Esta es solamente mi opinión, y mi opinión es que, todos tenemos la responsabilidad de desarrollar buenos hábitos y eliminar aquellos que no nos benefician y, por el contrario, nos afectan.
Hasta este punto hemos hablado de varias palabras que, como humanos, nos generan aversión: hábitos, conductas, y la más fuerte de todas, responsabilidad. Te tengo otra que tampoco te va a gustar: disciplina. ¿No será que, inconscientemente repelemos en automático la posibilidad de generar buenos hábitos, por la presencia de estas palabras? Y no es que generen incomodidad porque seamos buenos o malos, sino porque el ser humano está diseñado para sobrevivir, no para salir de su zona de confort.
Desde mi punto de vista, es imprescindible familiarizarnos con estos términos, si es que buscamos abandonar los vicios que están perjudicando nuestro trabajo, nuestra salud, nuestras finanzas, nuestra vida en familia o relación con amigos. Y adoptar esas palabras incómodas es indispensable para generar nuevos hábitos que nos lleven a ganar.