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¿Por qué las fintech no siempre hablan de su impacto social?

Desde el año pasado la conversación en torno al sector fintech se ha tornado gris, con muchos retos a la vista y con expectativas de crecimiento cada vez menor.
mar 18 abril 2023 06:08 AM
Bancos centrales y CBDC
Al priorizar la inclusión financiera y la educación, las fintech pueden construir una base de clientes más leal—de usuarios cuyas necesidades específicas están siendo atendidas—y contribuir al crecimiento de largo plazo del sector, considera Sebastián Medrano.

(Expansión) - Parece exagerado decirlo, pero el sector fintech ha modificado todos los aspectos de la industria de servicios financieros tradicionales en los últimos años. Desde pagos a través de celulares hasta carteras de inversiones digitales. Las fintech han mejorado la accesibilidad, la asequibilidad y la eficiencia de los servicios financieros para millones de personas y empresas; sin embargo, a pesar de su potencial impacto social positivo, rara vez se comunican públicamente estos esfuerzos.

Una razón de esto puede ser que muchas fintech están enfocadas en el crecimiento y la rentabilidad, algo comprensible por la naturaleza competitiva de la industria. Sin embargo, no discutir el impacto social de su trabajo puede ser una oportunidad perdida para que se diferencien de las instituciones financieras tradicionales y construyan una base de clientes más leal y, sobre todo, recurrente.

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Desde el año pasado la conversación en torno al sector fintech se ha tornado gris, con muchos retos a la vista y con expectativas de crecimiento cada vez menor. Basta decir que el tema de Silicon Valley Bank no ayuda mucho a cambiar la narrativa, pues la quiebra de este banco pone a las fintech, y startups en general, en una posición sumamente vulnerable. Sin embargo, algo que los inversionistas no deben perder de vista es el valor agregado que tienen estas compañías. Y de eso hablaré en este espacio.

Sin impacto social no hay crecimiento

El impacto social de una empresa es crucial para el crecimiento a largo plazo de una región y de la compañía misma. Recordemos que muchas empresas son lo que son porque tocaron a sus usuarios de tal forma que se volvieron indispensables. En el caso de las fintech, en tiempos de crisis económica, las personas y las empresas a menudo recurren a servicios financieros que ofrezcan no sólo beneficios económicos, sino también un sentido de seguridad, estabilidad y apoyo comunitario.

Por ejemplo, durante la pandemia por Covid-19, las fintech que ofrecieron opciones de préstamos flexibles y otras ayudas financieras ayudaron a muchas personas y pequeñas empresas a superar la crisis. Algo que claramente se puede observar en 2023, de cara a una posible recesión a escala mundial que sigue como un sombrío presagio en el horizonte.

En el mismo sentido, la inclusión financiera se ha convertido en un pilar clave de la industria fintech. Al utilizar tecnología para llegar a comunidades marginadas, estas empresas han ayudado a millones de personas a acceder a servicios financieros básicos como cuentas de ahorro, seguros y crédito formal. A su vez, esto puede ayudar a romper el ciclo—y la trampa—de pobreza; paralelamente, robusteciendo la estabilidad financiera de distintas comunidades y regiones. Hablamos claramente de personas (y empresas) que de otra forma no tendrían acceso a estos productos o si lo hacen tendrían que sacrificar su porvenir y el de sus familias con deudas casi impagables. Estos usuarios no bancarizados y sub bancarizados son lo que más requieren de la industria financiera.

Además de abonar a la inclusión financiera, la industria fintech también ha sumado esfuerzos importantes en materia de educación. Muchas de estas empresas han reconocido la importancia de empoderar a las personas con los conocimientos y habilidades necesarias para tomar decisiones financieras informadas. Algunas de ellas han desarrollado recursos educativos y herramientas para ayudar a sus usuarios a entender los scores de crédito, manejar mejor su deuda e invertir en el largo plazo.

Esto es particularmente importante para los jóvenes y aquellos que no tuvieron acceso a la educación financiera formal en su desarrollo, que en el caso de México y América Latina, hablamos del grueso de la población.

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La industria fintech tiene el potencial de hacer un impacto social positivo significativo en las personas y las comunidades, pero es crucial que el sector mismo hable sobre los alcances de sus esfuerzos, que se hagan visibles a sí mismos, no sólo a través de reportes para los inversionistas; sino para sus usuarios y aliados.

Al priorizar la inclusión financiera y la educación, las fintech pueden construir una base de clientes más leal—de usuarios cuyas necesidades específicas están siendo atendidas—y contribuir al crecimiento de largo plazo del sector. Además, al ser transparentes sobre el impacto social de su trabajo, pueden generar lazos de confianza y credibilidad con los clientes, inversores y todas las partes involucradas. Sin mencionar, por supuesto, la prosperidad de un país.

En estos momentos de turbulencia y desconfianza al sector, hay que invitar a las fintech a llevar la conversación a este lugar, uno en el que se visibiliza su valor y potencial. Les conviene a ellas y nos conviene a todos, porque cambiar su narrativa es cambiar su proyección hacia el futuro.

Nota del editor: Sebastián Medrano Gallo es economista y especialista en temas fintech. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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