El desprestigio que importa estar apoyada por partidos que muy poco tienen que hacer ya en la escena nacional, lejos de ser fortaleza que pueda explotar la ungida, será carga y trago amargo que no podrá rechazar. Ambas opciones políticas encarecerán el ser consecuentes con que encabece el esfuerzo colectivo de la oposición, a pesar de que, antes de ella, sólo tenían más de lo mismo. Sí, su derrota era segura.
El viejo sistema político agoniza, pero aún tiene fuerza para hacerle creer a la hidalguense que la estructura territorial será factor decisivo en el proceso comicial. En realidad, el reto es abatir el abstencionismo, ese en el que viven personas que, por muy distintas razones, se hayan distantes de esa baja pasión conocida como política. Ese sector de la población nada quiere saber de los partidos que, simple y accidentalmente, se toparon con un perfil, en cuya formación nada tuvieron que ver, pero si en algo son buenos esos obsoletos partidos, es en vender espejitos.
La emoción en parte, y la extrema necesidad del panismo de cobrar el supuesto apoyo, determinaron que ella tuviera que adoptar una decisión, aparentemente buena en el corto plazo, pero que, con el tiempo, será evidente que es mala para el mediano y el largo plazo. Aunque Creel emociona a la muy limitada militancia dura del albiceleste, tiene guardados abundantes asuntos en el closet, que harán patente que es más lastre, que apoyo. La coordinación debió ser para el segundo lugar.
La precandidata sabe que en esta carrera no hay medalla de bronce, por lo que la posición de Creel nada valía, y menos, llegado el 3 de septiembre, sin embargo, también sabe que no es momento de claridades, y mucho menos de poner a cada quien en su lugar. Si es astucia, malicia u oficio no importa, tendrá que albergar y hasta cobijar, las ambiciones que llevaron a quienes se presentaron al proceso como contendientes, sí, a quienes cínicamente, y sin méritos suficientes, aspiraron a un cargo que, siendo realistas, jamás tuvieron a su alcance.
PAN y PRI han asegurado presencia en el poder legislativo, pero ya se verá en campaña que los dardos que dirigirán a la candidata tienen más que ver con los cartuchos quemados que le vendieron como expertos en administración pública, que con las nimiedades que le endilga el tabasqueño. Con el tiempo, Xóchitl aprenderá a no sudar calenturas ajenas, así como a no a pagar por platos que no rompió, ni en su nombre se quebraron. Tendrá que fincar cordial distancia con los anodinos, pero muy arrogantes suspirantes, y con otras remoras que, en las encuestas, sólo habrían dado lastima. Para todo hay momento y lugar, ambos están distantes.
Los perfiles de los cuadros tricolores y albicelestes son abundantes en experiencia, la cual, difícilmente puede ser calificada como buena. No podría ser más penosa la situación del PRD, que no supo aquilatar que sus candidatos fueron, en las entidades que gobernaron, grandes decepciones. Más hubiera valido no dar el penoso espectáculo.
De ganar la elección, cada proyecto legislativo y constitucional tendrá que pasar por la costosa aduana de los partidos tradicionales, los cuales se han montado en el macho de que es más lo que aportan, que lo que reciben, aunque ello está bien lejos de la realidad. Pero se trata de un costo inevitable.
Dante, sin duda alguna, inventó y financió un partido, es suyo. Se los ha dicho bien claro a quien descuellan en las filas de esa divisa. Sin embargo, los tiempos no se acomodaron. Alfaro esta fuera, y Samuel, aunque no lo sabe, también lo está. En el norte, Morena no sólo se ha desdibujado, sino que claramente ha dejado una estela de inconformidades que pasarán factura el próximo año. El gobernador neoleonés tratará de quedar bien con todos, pero si no da color a buen tiempo va a quedar mal con todos.
Delgado apuesta a que el 7% del que presume dará para fondear presencia parlamentaria y seguir medrando con candidatos que la gente vota castigando a los otrora partidos dominantes. Pero ese mercado puede desaparecer más rápido de lo esperado, más, si Xóchitl puede quitarse la piedra del zapato. Eso de que Movimiento Ciudadano gobierna más mexicanos que otros partidos, se quedó a la mitad con un solo deslinde. El otro llegará tarde o temprano. Como espuma subió y como espuma tomará nivel.
El gran apoyo que dice tener Marcelo se constituye y nutre por dos grandes segmentos, el primero, es un importante bloque empresarial que lo compra, vendiéndolo después a la clase media, pero, inequívocamente, como la opción amable del partido en el poder. El segundo, es militancia morenista, que ve en él a uno de los destapados por el caudillo, agradecidos muchos de ellos porque repartió puestos y supo compartir mieles, de esas que da el poder, sin embargo, si osa retar a su mentor, recibirá algo más que fuego amigo. Desde el News Divine hasta Tláhuac, sólo podrá librar el escándalo de Metrofinanciera porque ese salpica a otros cercanos a la silla presidencial. Al quedar fuera pierde todo atractivo, y así se verá, sus anhelos tendrán que colmarse con alguna posición que le brinde fuero, ya que Claudia no es de esperarse sea magnánima en la victoria.
Como Pedro Infante, Gálvez tendrá que enfundarse en el traje típico del muchacho alegre, que a todos dice que sí, pero no les dice cuándo. El arribismo; el oportunismo; las lisonjas, y los portadores de matracas harán aparición en el escenario, la política nacional ha evolucionado bien poco.
La sociedad mexicana, como la Titania de la obra de Shakespeare, parece haber libado la poción mágica, la pregunta es si para el año próximo habrá pasado el efecto.
_________________________
Nota del editor: Gabriel Reyes es exprocurador fiscal de la Federación. Fue prosecretario de la Junta de Gobierno de Banxico y de la Comisión de Cambios, y miembro de las juntas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.