Una empresa como ente todo el tiempo está inmersa en rituales que la conectan con algo más grande, esa identificación de su propósito y el impacto que otorgan.
Los más típicos son las revisiones periódicas de los estados financieros, la consulta continua de los vehículos de comunicación oficiales de la compañía, las acciones de conexión y pertenencia dirigidas a los empleados o los lanzamientos de promociones y descuentos periódicas para clientes. Incluso hasta los cumplimientos de obligaciones con las autoridades gubernamentales los podemos ver como rituales. Los hacemos de manera repetitiva y traen celebraciones de conexión de distintos actos para los stakeholders.
Para darle mayor fuerza y compromiso a estos rituales empresariales es esencial verlos reflejados en la compañía a través de los Indicadores Claves de Desempeño (KPIs por sus siglas en inglés), será una manera de medir que funcione la actividad… pues sabemos que lo que no se mide no se puede mejorar y si no se puede mejorar, entonces qué caso tendría ritualizar nuestro entorno empresarial.
A continuación te comparto tres aspectos para visualizar el impacto de los rituales en los KPIs y mantener un vínculo sólido para abordarlos.
- En la productividad o rentabilidad
- Observando la visión de la sostenibilidad
- Incluyendo todo el espectro del bienestar
Ejemplo. Volumen de ventas, satisfacción del cliente o nuevos negocios, rotación, planes de sucesión, huella de carbono, ODS, por mencionar algunos. La clave estará en realizar la fina conexión de los KPIs con los rituales y la estrategia de crecimiento de la empresa.
Experimentarlos y llevarlos a cabo le proporciona forma y estructura al espíritu de la compañía, porque todo fin es que la empresa genere dinero y crezca así la posibilidad de impactar a más personas que se vean beneficiadas por la incorporación de estos rituales.