El mercado de deuda mexicano se ha destacado como uno de los mejores para invertir a nivel global, principalmente porque tiene las tasas de interés más altas entre los países con grado de inversión, pero también, en términos históricos, las tasas de interés actuales no se habían experimentado en más de 20 años. Por lo mismo, 2023 con un rendimiento marginalmente superior a 11.33% será el mejor año para esta categoría desde 2001 cuando rindió más de 15.7%.
Tasas mexicanas, el encanto tras el desencanto
Además, esto se ha visto fuertemente acentuado para los inversionistas extranjeros, pues el peso ha experimentado la mayor revaluación (contra el dólar) registrada para un año calendario con una apreciación cercana al 15%. Así, conjuntando ambos récords, para un inversionista que piensa en dólares, los Cetes estarán rindiendo más de 27% durante 2023, un récord que supera incluso al año 2001.
Hasta aquí, son puros encantos, pero hay varios desencantos en esta historia más allá de lo que parece a primera vista.
Rendimientos nominales atractivos
Ya comentamos lo increíble que ha sido el presente año para los Cetes, pero analizar cómo le va a una inversión a largo plazo es indispensable para entender cómo se comporta esta categoría durante ciclos completos de inversión. Por ejemplo, encontramos que si hubieras invertido diariamente en Cetes a un día desde el 2002 hasta la fecha (fondeo gubernamental), habrías acumulado un rendimiento efectivo del 265%. Para finales de 2025, se estima que este rendimiento podría alcanzar el 334%, más de tres veces la inversión original. Estos números son impresionantes para una categoría de un riesgo casi nulo, pero es esencial ajustarlos por inflación para obtener una imagen más precisa.
La realidad de los rendimientos reales
Cuando ajustamos estas ganancias por inflación (la pérdida del valor del dinero por el alza de precios), que fue casi del 150% y se estima será del 167% en los periodos mencionados, la ganancia real se reduce drásticamente a solo el 47% y 67%. Esto significa que la inflación devora más del 80% de la ganancia nominal. Esta situación subraya la importancia de mantener la inflación bajo control, pues no solo erosiona el valor del dinero en nuestro bolsillo, sino que también obliga al país a ofrecer tasas de interés más altas, lo que repercute en el erario público.
Rendimientos reales positivos pero disminuidos por impuestos
A pesar de la inflación, los rendimientos reales siguen siendo positivos, lo que mantiene el atractivo de estos instrumentos como inversión. Sin embargo, la mayoría de los inversionistas mexicanos enfrenta un gravamen sobre los intereses recibidos, reduciendo aún más el interés real entre un 40% y un 50%. Por ende, el rendimiento neto después de descontar la inflación y los impuestos es apenas del 27% y 38% respectivamente, una cifra significativamente menor a los rendimientos nominales originales. Para el bajo nivel de riesgo de los Cetes no es un mal rendimiento, pero difícilmente genera una gran diferencia.
Estrategias para mitigar el impacto fiscal
Aunque los inversionistas tienen poco control sobre la inflación, existen vehículos de inversión exentos que pueden minimizar el impacto de los impuestos, como las cajas de ahorro, los fondos de pensiones, entre otros. Estas opciones ayudan a potenciar los rendimientos a largo plazo hasta en un 80% de manera histórica sin incrementar necesariamente el riesgo de las inversiones.
Conclusión: un panorama mixto para los inversionistas
En resumen, aunque México ofrece tasas de interés encantadoras, es crucial considerar la inflación y la carga fiscal para entender que el encanto es mayor a los desencantos, y que, el uso de ciertos vehículos de inversión disminuyen los impactos impositivos.
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Nota del editor: Ramsé Gutiérrez es Senior Vice President /Co-Director de Inversiones en Franklin Templeton México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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