Lo emocionante de este reto es que implica un cambio en la forma en la que operamos como empresa, por eso necesitamos transformar la organización, la cultura y el talento.
Cuando hablamos de transformación cultural vienen a la mente cursos de capacitación que buscan habilitar a las personas para desarrollar las habilidades necesarias para los nuevos entornos; sin embargo, muchas veces se quedan cortos, ¿qué hacer entonces?
A lo largo de los años, participando en varios procesos de transformación organizacional, he logrado identificar un modelo sencillo pero poderoso que aterriza los cambios y les pone velocidad:
1. Si no te digo para dónde vamos, ¿cómo vas a saber qué ponerte? Normalmente las estrategias de cambio son tan confidenciales que omitimos dar total claridad de rumbo, por esto el primer elemento del modelo es la COMUNICACIÓN. Aterrizando este factor tan amplio, en las transformaciones la gente necesita saber tres aspectos concretas: ¿Qué es lo que vamos a cambiar específicamente? ¿Por qué lo tenemos que cambiar? Y finalmente “yo” (la persona involucrada) ¿qué gano con hacer ese cambio? Preguntas simples pero profundas cuya respuesta debe ser totalmente transparente, y explicada muchas veces, hasta que sea comprendido por todos.
2. Ya sé para dónde voy, pero ¿con quién llegaremos allá? Y “yo” ¿llegaré o no? Normalmente cuando se habla de cambio hay una cierta cantidad de incertidumbre que hace que las personas duden sobre su futuro y estabilidad en la empresa, lo cual las distrae del objetivo y de lo que se necesita de ellas. Pero, además, para que la comunicación del paso 1 funcione, las personas necesitan tener un nivel de CONEXIÓN tal que el proceso de transformación sea significativo y humano, solo así las personas logran involucrarse y comprometerse con el ¿para qué? del cambio. En otras palabras “si yo te importo como persona, a mí me importa la empresa, o al menos mi jefe y lo que él necesite será una prioridad para mí”.
3. Finalmente y el elemento más relevante del cambio es la CONFIANZA, que cierra el ciclo asegurando que lo que se dice es lo que la gente ve, es decir la confianza que nace de la transparencia en la comunicación, la congruencia en las acciones y el sentimiento de valoración como persona. Y sólo cuando la confianza está sólida es cuando vemos que los cursos, los programas de agentes de cambio y otras herramientas funcionan.
Seguramente hay mil modelos de transformación cultural en el mercado, pero las cosas más simples funcionan mejor, cuando analizamos estos tres componentes en específico, vemos cómo cada uno requiere de un trabajo profundo, la ventaja es que al ser un modelo sencillo es más fácil que los líderes lo dominen y con eso lo implementen en sus equipos de trabajo.