El acoso laboral es un problema grave que afecta a miles de trabajadores en México, con consecuencias devastadoras tanto para las víctimas como para las organizaciones.
Las cifras más actualizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señalan que, en 2022, 109,319 personas renunciaron a su trabajo por actos de discriminación o acoso laboral, 60% fueron mujeres.
Esta alarmante cifra refleja la magnitud del problema y subraya la urgencia de implementar medidas efectivas y reales para prevenir y sancionar estas conductas.
Ya que, hasta ahora, el acoso laboral o mobbing no es una conducta tipificada en el Código Penal, solo se encuentra en la Ley de Federal del Trabajo en su artículo 3°Bis en donde establece que es “el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en el ámbito laboral, que se expresa en conductas verbales, físicas o ambas”.
Sin embargo, no existen sanciones ejemplares para los empleadores que ejercen acoso laboral.
En este tema, México debería voltear a ver el caso de Chile, en donde al inicio de este año se publicó una nueva Ley de Acoso Laboral conocida como la Ley Karin, en honor a Karin Salgado, una técnica en enfermería que se quitó la vida en 2019 debido al acoso laboral que sufrió por sus colegas.
En esta Ley se establece un marco legal para prevenir y sancionar el acoso laboral en todas sus formas, además, define qué se considera acoso laboral tanto físico como psicológico y establece los procedimientos para denunciar y abordar estos casos en los espacios de trabajo, es decir, que en esta Ley se incluye la responsabilidad de las empresas con sus colaboradores.
Y es que el acoso laboral no debe verse como un fenómeno aislado sino como una conducta que debe de castigarse porque tiene repercusiones tanto para la empresa, con las pérdidas económicas, como para los trabajadores al poner en riesgo su integridad, salud mental y hasta su carrera profesional, pues el acoso laboral trae consigo estrés, ansiedad, depresión y baja autoestima, padecimientos que pueden inhabilitar al trabajador.
Para las empresas es la implementación de acciones que ayuden a crear conciencia y educación sobre la importancia de erradicar los diversos tipos de acoso entre ellos: aislar a los colaboradores, prohibir que hablen entre ellos, juzgar el desempeño de su trabajo de forma ofensiva, no asignar tareas o asignar tareas degradantes, criticar reiteradamente la vida de la persona, terror telefónico, dejar en ridículo a la persona o burlarse de la vida privada.
Las acciones deben promover el respeto, la equidad y la dignidad laboral. Los gobiernos deben actualizar las leyes y realmente implementar castigos para las y los violentadores, además de establecer como obligatorio el Protocolo para prevenir, atender y erradicar la violencia laboral en los centros de trabajo.
Solo a través de una combinación de legislación robusta, conciencia cultural y acción proactiva por parte de empleadores y empleados, se podrá combatir este problema de manera efectiva y garantizar un entorno laboral seguro y respetuoso para todos.
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Nota del editor: Cecilia Undurraga es People and Culture Director de Rankmi. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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