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El mundo corporativo es de competencia constante; los CEO, sus atletas de élite

Así como un atleta necesita un entrenador para refinar su técnica y superar sus límites, un CEO necesita un coach ejecutivo que lo ayude a alcanzar su máximo potencial.
mar 14 enero 2025 06:00 AM
El mundo corporativo es de competencia constante; los CEO, sus atletas de élite
El mundo corporativo es de una competencia constante, y los CEO son sus atletas de élite, considera Milton Rosario.

Piensa en un atleta de alto rendimiento: un velocista de 100 metros que, en una carrera de 10 segundos, resume años de sacrificio, entrenamientos incansables y una disciplina inquebrantable. Cada movimiento, cada respiro, cada decisión es el resultado de una preparación minuciosa. Ahora, imagina a un CEO enfrentando los retos de liderar una organización global: lidiar con mercados cambiantes, motivar equipos diversos y cumplir expectativas de accionistas, todo mientras toma decisiones que impactan miles de vidas. ¿La similitud? Ambos necesitan algo más que talento para llegar a la cima: necesitan un coach.

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Así como un atleta necesita un entrenador para refinar su técnica y superar sus límites, un CEO necesita un coach ejecutivo que lo ayude a alcanzar su máximo potencial. Este coach no solo se enfoca en mejorar habilidades profesionales, sino también en equilibrar las dimensiones personales. Porque, en el mundo de los negocios, un líder desequilibrado puede perder tanto como un atleta fuera de forma.

El coaching ejecutivo se convierte en ese espacio seguro y estratégico donde el CEO puede detenerse, reflexionar y recalibrar. Es como afinar la postura de un corredor o ajustar la brazada de un nadador: el coach ayuda al CEO a perfeccionar habilidades críticas como la comunicación efectiva, la gestión emocional y la toma de decisiones bajo presión, entre muchas otras.

Basado en un proceso que llevé este pasado año, consideremos, a quien vamos a llamar Aída, una CEO de una empresa tecnológica que enfrentaba un crecimiento rápido y descontrolado. Su equipo directivo trabajaba en silos, la cultura organizacional era reactiva y Aída estaba al borde del agotamiento. Aunque había alcanzado muchos logros, sentía que algo faltaba.

Al igual que un atleta que busca una ventaja competitiva, Aída decidió iniciar un proceso de coaching ejecutivo. Con el acompañamiento, identificó patrones de liderazgo que necesitaba optimizar, aprendió a delegar con eficacia, incrementó la cultura de rendición de cuentas y priorizó su bienestar. Con el tiempo, su liderazgo evolucionó: su equipo directivo comenzó a operar como una unidad cohesiva, los resultados financieros demostraron más sostenibilidad y Aída se convirtió en un modelo de resiliencia y claridad. Su organización no solo sobrevivió, sino que prosperó.

El coaching ejecutivo no es un lujo, es una inversión imprescindible para aquellos que aspiran a ser líderes extraordinarios. Entre muchos, ofrece beneficios concretos que impactan tanto al líder como a la organización, tales como:

- Incremento en la efectividad: Desarrollo de competencias clave como la delegación, accountability, la gestión efectiva de conflictos y una comunicación clara y asertiva.
- Balance personal y profesional: Ayuda al líder a manejar las demandas sin comprometer su salud o vida personal.
- Optimización de resultados: Refuerza la toma de decisiones, el pensamiento estratégico y la capacidad de inspirar a otros, incluso en entornos volátiles o BANI.

Las ventajas competitivas son amplias. Entre muchas, un proceso efectivo de coaching ejecutivo impacta en múltiples niveles:

1. Mayor retorno de inversión para los accionistas: Decisiones más acertadas generan mayor valor y retorno de la inversión.
2. Sostenibilidad a largo plazo: Un liderazgo alineado garantiza la consecución de metas duraderas, alineadas a una Visión.
3. Estrategia clara y accionable: El coaching ayuda al líder a establecer prioridades y a mantener el enfoque en lo que realmente importa.
4. Cultura organizacional fortalecida: Líderes inspirados transforman equipos y logran mejor accountability.
5. Atracción y retención de talento: Un liderazgo efectivo atrae a los mejores talentos y fomenta la lealtad.
6. Capacidad de innovación: Un CEO con mentalidad de crecimiento impulsa la creatividad y el cambio.
7. Resiliencia en tiempos de crisis: Líderes preparados y con balance navegan las adversidades con confianza y determinación.

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El mundo corporativo es de una competencia constante, y los CEO son sus atletas de élite. Por cuanto, el CEO no solo es un atleta, también es un estratega que, como un ajedrecista, debe anticipar movimientos y actuar con precisión.

En este desafío, el coaching ejecutivo no es opcional: es la diferencia entre participar y ganar. Al igual que un velocista no alcanza el podio sin un entrenador que lo desafíe y apoye, un CEO necesita un coach que lo impulse a alcanzar su mejor versión. Esta inversión no solo impacta positivamente en el líder, sino también en la organización y en todos los que dependen de ella. Al final, el legado de un CEO no se mide solo en logros, sino en la excelencia que inspira y deja tras de sí; su legado.

¿Cuál es, o será, tu legado? ¿Cómo quieres que te recuerden? Te invito a la reflexión.

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Nota sobre Autor: Milton Rosario es cofundador y Socio Director de The OD Consulting Group. Es experto en Cultura Organizacional, Estrategia, Gobierno Corporativo y Desarrollo de Liderazgo Ejecutivo, además de desempeñarse como Consejero Independiente. Como Coach Ejecutivo especializado en el C-Suite, ha trabajado con líderes de alto nivel para impulsar su efectividad y legado. Fue Presidente del Colegio Nacional de Consejeros Profesionales Independientes, A.C. (CNCPIE). Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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