Hoy, los empresarios como tú y yo enfrentamos una de las épocas más desafiantes que hemos vivido. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y los ajustes en la política comercial han generado turbulencia en el comercio exterior y, con ello, en nuestras empresas. Y aunque muchos ven esta situación como una amenaza, yo prefiero verla como una oportunidad, la de transformarnos en organizaciones capaces de adaptarnos a un panorama cada vez más cambiante.
Empresas líquidas, la clave para navegar la incertidumbre en la era Trump

Si algo he aprendido a lo largo de mi carrera es que no existe un entorno de negocios estable o predecible. El mundo es volátil e incierto. Como líderes, debemos estar listos para lo inesperado. Si la incertidumbre es ahora el nuevo contexto, nuestras empresas necesitan aprender a navegarla, o corremos el riesgo de quedarnos atrás.
Empresas líquidas, el nuevo paradigma
La pregunta ahora es: ¿cómo lo hacemos? Necesitamos construir empresas líquidas y resilientes.
¿Qué significa? En pocas palabras, es ser una organización capaz de adaptarse de manera rápida y sin dolor a cualquier cambio que ocurra. Es como el agua: fluye, y sin importar los obstáculos, siempre encuentra su camino.
Hoy, el mayor desafío es ese, adaptarse. Las empresas líquidas están diseñadas para ser flexibles, con la capacidad de tomar decisiones, colaborar de manera efectiva, y sobre todo, generar una cultura de aprendizaje constante. Esto no sucede de la noche a la mañana. Requiere que pongamos el foco en nuestro talento humano, así como en nuestra capacidad para aprender y liderar en tiempos de caos. A continuación, me gustaría compartirles algunas características de estas empresas líquidas:
Agilidad en la respuesta
Las empresas líquidas son aquellas que tienen la capacidad de responder a las alteraciones del mercado. Esto significa tener equipos hiperconectados, con “radares humanos” para detectar cualquier reajuste a nivel de mercado, clientes, gobierno o competencia y transformarse a “nivel del ser” más allá que sólo el hacer como lo hacemos tradicionalmente.
Conocimiento fluido
No se trata solo de producir, sino de invertir en el capital intelectual de nuestra gente. Cuanto más capacitados estén nuestros colaboradores, más fácil será que se adapten a nuevas situaciones.
Propósito y colaboración
Más que una visión o misión abstracta, el propósito de estas empresas es una razón concreta de existir que inspira a los colaboradores a actuar. Cuando las personas comprenden el propósito, y empiezan a vivirlo, se sienten más motivadas, alineadas y comprometidas, se sienten parte de algo más grande, lo que genera un nivel de compromiso, motivación y desempeño difícil de igualar.
Regreso de la regionalización
Si bien la globalización ha sido crucial para la expansión de los mercados internacionales, hoy estamos viendo cómo el mundo cambia. Trump, con sus políticas de "America First", ha empujado a muchos empresarios a reconsiderar sus estrategias de producción y distribución y aunque algunos predicen un panorama sombrío, mi perspectiva es diferente: México sigue y seguirá siendo un aliado estratégico de Estados Unidos. A pesar de las tensiones, no veo cómo nuestro vecino del norte podría prescindir de nosotros.
Ahora bien, a medida que la globalización de la cadena de suministro pierde fuerza, entra en juego una nueva era de regionalización. Aquí es donde las oportunidades para nuestro país se hacen evidentes. La inversión extranjera no sólo abre nuevas puertas, sino que nos ofrece la posibilidad de transformar nuestras operaciones.
Pero, ¿cómo podemos aprovechar las inversiones que están llegando al país? Primero, debemos perfeccionar la comunicación con nuestros socios comerciales, entender sus necesidades y adaptarnos.
Mi consejo para ti, como líder, es simple: invierte en tu gente, fomenta la colaboración, promueve el aprendizaje y crea una cultura de adaptabilidad. El futuro está aquí, y solo las empresas líquidas serán capaces de navegarlo con éxito.
Así que, más que temer a lo inesperado, debemos prepararnos para aprovechar las oportunidades que surgen en la incertidumbre. La clave está en la capacidad de adaptarse, y esa, es la verdadera esencia de las empresas que sobrevivirán y crecerán en este nuevo entorno.
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Nota del editor: Sergio Seañez es CEO y fundador de Foundamentality. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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