El entorno económico global actual está marcado por una serie de desafíos sumamente complejos y cambiantes, tales como las disrupciones geopolíticas, las demandas cada vez más exigentes de los consumidores y la urgente necesidad de avanzar hacia una transición energética sostenible. Cada uno de estos factores está redefiniendo las perspectivas hacia el futuro de diferentes industrias, por lo que es indispensable reimaginar las estrategias de negocio no solo para enfrentar cada desafío, sino también para aprovechar las oportunidades emergentes.
Reimaginar el crecimiento empresarial para aprovechar oportunidades emergentes

Más allá del desempeño de la economía global, las organizaciones en México incluyen en sus planes de crecimiento un mercado interno en constante evolución, con algunas industrias que aún tienen poca penetración, como es el caso de los servicios financieros, seguros, salud, educación, entre otras, en las que se espera encontrar nuevas posibilidades de crecimiento durante 2025 y más adelante.
Lee más
Este espacio de oportunidad acarrea nuevas oportunidades gracias a la creciente demanda de este tipo de servicios. Por ejemplo, en cuanto a salud, COVID-19 generó una mayor conciencia sobre la importancia del bienestar físico y mental, lo que se ha incorporado como parte de una expectativa de valor de las empresas hacia su fuerza laboral.
En otros sectores, como el de manufactura, a pesar del ambiente geopolítico, la tendencia a relocalizar las operaciones de la cadena de valor, conocida comúnmente como nearshoring, ha reducido la relevancia de optimizar costos en términos de mano de obra, instalación y otros factores para dar preponderancia a una regionalización que dé acceso a cadenas de suministro más confiables, resilientes y de mayor valor, balanceando una ecuación que, por el contrario, hace 10 o 15 años privilegiaba los costos de producción. Asimismo, el impacto del nearshoring en términos de talento, construcción de infraestructura, energía, agua y servicios en general, ofrece una perspectiva interesante para 2025.
En este sentido, las compañías ya habían comenzado a reevaluar su estrategia de proveeduría desde mediados de la década pasada, al intensificarse las tensiones geopolíticas entre potencias globales, a lo que se sumó posteriormente la presión por las interrupciones ocasionadas por el covid-19 a partir de 2020.
Precisamente en 2020, con la entrada en vigor del T-MEC, se establecieron en Norteamérica incrementos relevantes en las reglas de origen, con incidencia directa en industrias como la automotriz. En este escenario, la necesidad de relocalizar proveedores en la región se convirtió en una prioridad para aprovechar el tratado. Asimismo, la pandemia y el modo de supervivencia al que se sometieron las cadenas de suministro a raíz de la escasez de una gran variedad de insumos elevó la inflación a niveles no vistos en décadas.
La influencia de estos factores en el consumo ha encaminado a las organizaciones a reconsiderar su estrategia en distintos niveles; hoy se vislumbran nuevos impactos a partir de la fragmentación de la economía global, lo que ocasiona que las empresas se centren en redefinir cuál es el mejor esquema para operar, tratando de llevar su proveeduría hacia ubicaciones confiables y seguras.
Por otro lado, si bien el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas seguirá afectando los planes de las compañías y sus decisiones de inversión, las implicaciones para trasladar una cadena de proveedores van más allá de la voluntad que pueda tener un negocio, por lo que la disponibilidad y capacidades del ecosistema productivo son fundamentales para llevar a cabo esta tarea. Nos referimos, desde luego, a las comunidades y entidades gubernamentales, así como otros grupos de interés relevantes en esta labor.
Asimismo, es lógico que en México se estén aprovechando los clústeres que cuentan con una trayectoria consolidada a lo largo de tres o cuatro décadas para apalancar esta dinámica, sin embargo, es con el crecimiento de las capacidades que actualmente se requieren con lo cual se generará un resultado positivo del que se desprenderán nuevas oportunidades ante las crecientes necesidades de distintos segmentos industriales para convertir a nuestro país en un líder global.
____
Nota del editor: Víctor Esquivel es Socio Director General de KPMG México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión