El estudio "University-Industry Collaboration: New Evidence and Policy Options 1992-2018" de la OCDE, realizado en (35 países de la OCDE y China) mostró los siguientes elementos:
- El 43% del total de solicitudes de patentes de universidades fueron resultado del trabajo conjunto con la industria,
- El 50% de toda la actividad inventiva de la industria en los 36 países analizados ocurrió dentro de una distancia de 30 kilómetros de una universidad,
- Participación de la Industria en Consejos de Investigación e Innovación: En 26 de 31 países de la OCDE (84%) participa en estos órganos dentro de las universidades y participa en la toma de decisiones.
De forma separada las empresas y las universidades pueden enfrentarse a sesgos cognitivos como el sesgo de disponibilidad, familiaridad y confirmación, que restringen y limitan la visión a oportunidades relacionadas con el statu quo.
En este diálogo la diversidad de pensamientos detona soluciones creativas e innovadoras habilitadas por la integración del conocimiento científico y tecnológico en los ámbitos empresariales (aplicar conceptos de un dominio a otro puede generar grandes impulsos en los procesos de innovación).
En México es necesario que las universidades y los centros de investigación que desarrollan nuevas tecnologías, enfoquen su interés principal en la creación de tecnología orientada a la solución de problemas, incluso si no existe un modelo de negocio claro en esa fase. Por ello es pertinente desde estas fases tempranas el involucrar a la industria en donde la exploración tecnológica y el desarrollo de nuevas funciones, haga posible que estas tecnologías "incompletas" logren su inserción en el mercado a través de diversos mecanismos de colaboración para trazar una ruta de salida al mercado de estos desarrollos.
Las universidades, con su infraestructura educativa, de investigación y extensión, representan una plataforma dinámica capaz de orquestar recursos y fomentar interacciones sin fricciones entre estudiantes, emprendedores, investigadores, empresarios e inversionistas. Esto potencia los efectos de red y eleva exponencialmente el intercambio de información, experiencia y conocimiento, incrementando decisivamente el valor del ecosistema universitario de innovación.
En el horizonte internacional ha quedado demostrado; las empresas al involucrarse en etapas tempranas del desarrollo científico y tecnológico provisto por las universidades, habilitan el avance en la maduración y crecimiento de soluciones tecnológicas y ofrecen entornos propicios para su optimización y estandarización al integrar la tecnología en los procesos industriales en la búsqueda por llevar soluciones de alto valor al mercado y la sociedad.
Las empresas dentro de este diálogo y colaboración deben ampliar su visión (cuestionar el statu quo, reexaminar los principios fundamentales de su modelo de negocios y estar dispuestos incluso a rediseñarlo desde cero) y asumir un rol protagónico en el impulso y el escalamiento de los desarrollos tecnológicos creados en las universidades, se trata de tomar las invenciones e invertir conjuntamente en su desarrollo a gran escala y transformar la invención en innovación con el claro propósito de resolver las necesidades y demandas de la sociedad y los mercados.
El activo clave de este diálogo es la comunidad y los recursos de sus miembros. El enfoque de la estrategia es orquestar recursos, optimizar los procesos internos y facilitar las interacciones externas y de aumentar la entrega de valor a la sociedad.
El trabajo colaborativo entre las universidades y empresas en torno al desarrollo científico y tecnológico ofrece características que proveen seguridad, menor riesgo y menores costos de entrada al mercado. Esta dinámica es la que impulsa la innovación en el contexto de la competitividad global pues asegurar su difusión y adopción.
Las universidades y las empresas son actores centrales en el ciclo de innovación. Su contribución potencia la actividad inventiva pues permite que el desarrollo de invenciones se oriente a comprender como interactúa el ser humano con el mundo al tiempo que implementa nuevas soluciones tecnológicas.
La actividad inventiva se sistematiza cuando hay una integración de conocimientos y experiencias, lo que confirma la necesaria colaboración funcional entre universidades, investigadores y las empresas.