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Lo que la auditoría no te dice sobre tus verdaderas vulnerabilidades

Si bien el cumplimiento normativo sigue un calendario definido y proporciona un marco claro para la gestión de riesgos, su alcance tiende a centrarse en puntos específicos y momentos puntuales.
jue 09 octubre 2025 06:00 AM
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Una auditoría de cumplimiento cumple un rol fundamental al establecer estructuras, procesos y responsabilidades claras. Sin embargo, desde la perspectiva de un atacante, puede ser vista como un ejercicio predecible y no intrusivo, señala Fernando Guarneros. (Foto: iStock. )

En muchas organizaciones, aprobar una revisión de cumplimiento normativo se celebra como un triunfo, un certificado que aparenta blindar contra las amenazas digitales. Pero detrás de esa tranquilidad aparente se esconde una realidad incómoda.

Cumplir con estándares no equivale a estar preparado para un ataque real. Las auditorías miden conformidad, no resiliencia. Es en este vacío donde entra en juego el Red Team: un enfoque ofensivo capaz de exponer fallas invisibles para los métodos tradicionales. Y ahí es donde comienza la verdadera historia de tu seguridad.

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Las auditorías de cumplimiento tienen un propósito claro: verificar que la organización se adhiera a normas, regulaciones y marcos como ISO 27001, GDPR o la Ley Federal de Protección de Datos. Evalúan políticas, procedimientos, documentación y controles, asegurándose de que todo cumpla con los requisitos establecidos. Sin duda, esta práctica es fundamental para la gobernanza y la gestión de riesgos. Sin embargo, el impacto de las brechas de seguridad sigue creciendo; de hecho, el costo promedio global de una violación de datos alcanzó un récord de 4.88 millones de dólares en 2024, de acuerdo con IBM X-Force Threat Intelligence Index 2025.

Esto pone de manifiesto que el cumplimiento es un proceso, principalmente, estático, enfocado en verificar lo que debe estar documentado, más que en evaluar cómo la organización responde ante una amenaza activa. En otras palabras, audita el diseño, pero no necesariamente la efectividad de la defensa.

Por el contrario, un Red Team adopta una postura dinámica y ofensiva. Se trata de un grupo de expertos en seguridad que simulan ataques reales y sofisticados, emulando tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) que permiten identificar brechas de seguridad. Su analizar cómo los sistemas, procesos, personal y la cultura organizacional reaccionan bajo presión y engaño.

Esta diferencia de enfoque se hace evidente en escenarios concretos: un Red Team puede demostrar cómo un atacante con conocimientos y paciencia aprovecha la ingeniería social para obtener credenciales privilegiadas, explotar grietas fuera del radar normativo o manipular errores humanos que ningún checklist es capaz de anticipar. Donde el compliance ve control, el Red Team descubre oportunidad para la intrusión.

Si bien el cumplimiento normativo sigue un calendario definido y proporciona un marco claro para la gestión de riesgos, su alcance tiende a centrarse en puntos específicos y momentos puntuales. En cambio, los ejercicios de Red Team se desarrollan a lo largo de semanas o incluso meses, simulando ataques persistentes, movimientos laterales dentro de la infraestructura y la creación de accesos duraderos, tal como lo haría un actor malicioso real. Esta profundidad temporal permite poner a prueba no solo la solidez técnica, sino también la capacidad del el equipo defensor para detectar, contener y responder eficazmente a incidentes en evolución.

Una auditoría de cumplimiento cumple un rol fundamental al establecer estructuras, procesos y responsabilidades claras. Sin embargo, desde la perspectiva de un atacante, puede ser vista como un ejercicio predecible y no intrusivo. En contraste, el riesgo aparece cuando, tras aprobar una auditoría, algunas empresas asumen que están completamente protegidas, y con ello relegan la necesidad de pruebas prácticas que revelen vulnerabilidades críticas —especialmente aquellas vinculadas al eslabón más impredecible de todos: el factor humano.

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Este enfoque ofensivo también ofrece un valor formativo, pues las recomendaciones post-ejercicio del Red Team ayudan a mejorar la defensas. En esencia, es una gimnasia constante que contribuye a evolucionar la seguridad más allá de la teoría, hacia la praxis efectiva.

En definitiva, para las organizaciones comprometidas con la seguridad, los ejercicios de Red Team se convierten en una herramienta estratégica para validar su preparación frente a amenazas reales, sofisticadas y cambiantes. Por supuesto, no se trata de reemplazar al cumplimiento normativo —que sigue siendo esencial para mantener orden, trazabilidad y coherencia operativa—, más bien lo complementa al poner a prueba esa estructura bajo condiciones realistas.

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Nota del editor: Fernando Guarneros es Director de Operaciones en IQSEC. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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