La crisis hídrica por la que pasa Monterrey, la gran ciudad industrializada del país, ha puesto el dedo en llaga en un problema del que por años hemos oído y hablado, pero poco hemos hecho por cambiarlo: ¡se nos acaba el agua!
El cambio climático, la mala gestión del líquido, la poca inversión en infraestructura, la falta de un cobro adecuado del servicio y la inequidad en la distribución, han hecho que la capital de Nuevo León esté pasando por una de las peores crisis de falta de agua en más de tres décadas.