Álvarez, quien por curiosidad llegó al PAN y se convirtió en su 'pilar moral'
Luis H. Álvarez Álvarez, quien falleció este miércoles a la edad de 96 años, fue considerado por la cúpula blanquiazul como 'el pilar moral' de esa institución política. En 2012, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa lo describió como el “constructor de la transformación democrática de México”.
Nació un sábado 25 de octubre de 1919 en Santa Rosalía, municipio de Camargo, en el centro-sur de Chihuahua. Sus padres, Tomás Álvarez Valenzuela y Josefina Álvarez y Álvarez, lo mandaron a la primaria en la fronteriza Ciudad Juárez y su secundaria la terminó en El Paso, Texas.
De acuerdo con un diario de la hemeroteca del PAN, Álvarez se dedicó al campo y a la administración de empresas textiles desde los 23 años. A su trayectoria se suma el cargo de la vicepresidencia de la Cruz Roja de Juárez, así como la presidencia del Centro Educativo y la secretaría del Patronato de la Ciudad de los niños.
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Fue fundador de la Asociación Cívica Juarense, y en 1956, año en que conoció a Manuel Gómez Morín —fundador del PAN y a quien lo consideró como un padre—, logró la candidatura a la gubernatura de Chihuahua, donde resultó electo el priista Teófilo Borunda, con más del 84% del voto. Inconforme con los resultados, Luis H. Álvarez encabezó una caravana de Chihuahua hasta la Ciudad de México (casi 1,500 kilómetros) para impugnar los comicios.
“Tenía él 59 años de edad y yo 36 cuando nos conocimos en la ciudad de Chihuahua, capital de nuestro estado natal. Avecindado en Ciudad Juárez, donde desempeñaba actividades empresariales, a invitación de amigos que militaban en Acción Nacional acudí en abril de 1956 a una reunión en la que se elegiría al candidato al gobierno del estado. Fui por curiosidad, por ver cómo se realizaban ese tipo de encuentros, qué tipo de personas acudían.
"Sabía que estaría ahí don Manuel, de quien solo conocía su bien ganado prestigio... Mi sorpresa fue mayor, cuando en un momento tenso de la convención él llegó hasta mí con su sonrisa cálida (...), y con sus palabras cordiales para decirme, sin mayores preámbulos: Señor Álvarez, soy portador de una invitación que los panistas de Chihuahua le formulan para que usted forme parte de la lista de precandidatos”, narró Álvarez en su libro La Política: Júbilo y esperanza, correspondencia entre ambos.
En su relato, cuenta que contestó a Gómez Morín que no era su intención participar en esa reunión y que él mismo no lo conocía.
"Con el tono amable que le era característico, (Manuel) respondió: En efecto, yo no lo conozco, pero los panistas de Chihuahua dicen conocerlo y lo están proponiendo. Luego de meditar sobre la situación política prevaleciente entonces en la entidad y la necesidad de pasar de opiniones críticas a la acción cívica, decidí aceptar, y mi asombro aumentó cuando por voto mayoritario fui electo candidato a gobernador del estado. Así comencé mi actividad política”, detalló en un fragmento de su obra.
Candidato presidencial
En noviembre de 1957, Luis Héctor Álvarez fue electo segundo candidato presidencial, luego de dos rondas de votación y en las que dejó en el camino a José González Torres.
Meses después, ya en 1958, logró la candidatura a la Presidencia de la República, enfrentándose a Adolfo López Mateos, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien finalmente ganó con el 89% de los votos ante el 9% que logró el panista.
Tras los resultados negativos de esos comicios, el PAN decidió retirarse del proceso y se negó a aceptar los lugares que se le reconocieron en las elecciones para diputados federales.
Álvarez Álvarez fue presidente municipal de la capital Chihuahua (1983-1986) y dos años más tarde, encabezó una huelga de hambre por 41 días para exigir limpieza en los comicios estatales, que favorecieron al priista Fernando Baeza Meléndez para gobernar el estado.
Mientras Luis H. Álvarez estaba en huelga de hambre en Chihuahua, Blanca Magrassi, su esposa, se trasladó a la Ciudad de México para informar al entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado la dimensión de su lucha: “No es un partido, es un pueblo que quiere vivir en democracia”, le dijo la mujer, quien falleció en octubre de 2015.
“Yo quisiera hablarles de cuál es el mensaje para el presidente de la República, cuáles eran los ideales que queríamos expresarle. Nosotros sentimos que la lucha que se está librando en Chihuahua no es ya una lucha partidaria: es una lucha entre un pueblo que anhela vivir en la democracia y un poder que no reconoce la nobleza y el deseo de libertad de ese pueblo”, dijo Magrassi, de acuerdo con la revista oficial panista La Nación.
En 1987, fue electo presidente Nacional de PAN y en 1990 reelecto. Además fue senador de 1994 al año 2000.
Durante el gobierno de Vicente Fox Quesada (2000-2006), Luis H. Álvarez fue comisionado gubernamental para la paz en Chiapas. Ya con Felipe Calderón, fue titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
El pilar galardonado
El 27 de octubre de 2010, Álvarez fue galardonado con la Medalla Belisario Domínguez, en reconocimiento a su lucha contra las desigualdades del país.
En 2013, con 93 años, fue una pieza clave para la refundación que se pretendió hacer en el Partido Acción Nacional, entonces a cargo de Gustavo Madero Muñoz, luego de la crisis interna tras las elecciones de 2012.
Ese mismo año, tras la publicación del libro Corazón indígena: Lucha y esperanza de los pueblos, donde Álvarez aseveró que el subcomandante Marcos, integrante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) padecía cáncer de pulmón, el insurgente manifestó en una carta que el panista fracasó en su intento de hacer creer a la gente que estaba enfermo y pidió ayuda al gobierno federal para ser atendido.
“Pero, señor Álvarez, su fracaso no debe buscarlo en nosotros, ni siquiera en el poco profesionalismo de su nada inteligente servicio de inteligencia (aunque ahora sabe que fueron y son unos sinvergüenzas). ¿A quién se le ocurre que un zapatista, cualquiera de nosotros, acudiría a un gobierno de criminales para pedir ayuda si estuviera enfermo? ¿Quién puede pensar racionalmente que los zapatistas se alzaron por dinero?”, se refirió en la misiva.
Y agregó: “Le sugiero que agregue un epílogo a su libro. Algo como: 'Debo reconocer que se puede ser un pésimo alumno de las comunidades indígenas zapatistas'. Sin embargo, digo, después de escuchar su estruendoso silencio, que aprendí lo principal: que no importa que usemos bombas, balas, toletes, golpes, mentiras, proyectos, dinero, que compremos medios para que griten falsedades y callen verdades, el resultado siempre es el mismo: los zapatistas no claudican, no se venden, no se rinden y… ¡sorpresa!… no desaparecen”.
Respecto al mismo libro, Felipe Calderón dijo: “No es el caso hablar de su trayectoria y de sus lídes, se conocen. Simplemente doy testimonio de cómo abrazó la causa indígena, y el libro más o menos habla de… hace todo un recorrido de este encuentro de Luis Álvarez no diría con las comunidades indígenas, sino con su propio corazón indígena”.
Tras la derrota electoral del PAN y la posterior división interna Don Luis supo citó oprtunamente al fundador del partido que lo hizo dedicar su vida a la política para advertir a los militantes sobre el riesgo de las divisiones y confrontaciones fratricidas.
"En la coyuntura actual, en que lamentablemente es común el escándalo político, los panistas estamos obligados a brindar a la ciudadanía una opción de mesura y prudencia. Por ello estamos obligados a honrar a la política, como la expresión más alta de nobleza humana", señaló Álvarez en el CEN del PAN a propósito de la confrontación entre el senador Javier corral y el presidente Calderón.
"En tiempos actuales de incipiente alternancia y pluralidad debemos valorar el papel de la política la cual debe sustentarse en sólidos principios éticos, como el medio idóneo para instaurar plenamente condiciones de justicia y democracia en la vida pública mediante el diálogo y el entendimiento. La lucha sigue siendo por la justicia para todos y muy especialmente para aquellos que han padecido durante más tiempo los flagelos de la pobreza extrema, la discriminación y el olvido. Tengo la firme esperanza de que Acción Nacional refrendará el camino de la ética política para abanderar las mejores causas de México", dijo Álvarez en 2014, durante la celebración de los 75 años del PAN.