Lecciones militares: cómo aprender a volar una nave no tripulada
La policía y las fuerzas militares son cada vez más dependientes de vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) para realizar trabajos considerados demasiado riesgosos para que los humanos los hagan en persona. Los aviones no tripulados, también llamados drones en inglés, se utilizan regularmente en la vigilancia y en la guerra, desde Liverpool hasta Libia.
Así que, ¿qué tan fácil es pilotear uno? CNN recibió una lección de vuelo de aviones no tripulados para averiguarlo. (Aunque soy la persona más torpe que conozco y ponerme en control de una costosa pieza de equipo militar puede llegar a ser el movimiento más arriesgado que el equipo de Datron haya hecho nunca.)
Los fabricantes de un avión no tripulado recientemente exhibido en el Salón Aeronáutico de París aseguran que su UAV está diseñado para ser tan fácil de usar como un juego de computadora.
Estamos en un parque cerca del aeródromo de Le Bourget, cerca de París, y es momento de poner mis manos sobre un avión no tripulado de verdad.
Al pasear por la exposición aeronáutica, hemos visto UAVs de varios metros, aeronaves grises enormes que sólo se pueden distinguir de los aviones de combate por la falta de ventanas y la advertencia “No ocupantes humanos”.
Afortunadamente, resulta que el avión no tripulado con el que dan las clases es un poco más pequeño.
Aeronaves no tripuladas como los globos meteorológicos han existido durante décadas, y los aviones no tripulados de vigilancia han sido desplegados por la policía en Gran Bretaña, y utilizados por las fuerzas de seguridad en otros lugares, pero en los últimos años el uso de aviones militares en zonas de combate por parte de Estados Unidos ha provocado controversia en algunas ocasiones.
De acuerdo con el plan de adquisición del Pentágono a 30 años, cifras como esas probablemente aumenten en las próximas décadas, y el número de vehículos aéreos no tripulados grandes como los Reapers y Global Hawks casi se duplicarán en 2021.
Por supuesto, no nos han dejado acercarnos a un Predator, por lo que la población de París puede estar tranquila.
Sin embargo, nos permitieron probar el Datron Scout, un micro vehículo aéreo no tripulado equipado con cámara creado para su uso en misiones de reconocimiento.
“Está diseñado para ser muy fácil de usar y muy rápido de implementar”, explicó el gerente de programa de Datron, Christopher Barter. “La idea es que puedas armarlo, ponerlo en manos de alguien, y que puedan usarlo en cuestión de minutos”.
“Queremos que la gente sea capaz de enfocarse en la misión, en lo que es importante, en colocar sus ojos sobre esa colina, y que no se preocupe por la tecnología”, agrega.
Y eso es precisamente lo que estamo haciendo: tratando de calcular, cuando me entregan la tableta PC y el lápiz óptico para controlar el Scout y me ordenan hacer que despegue.
Un botón verde es todo lo que se necesita para hacer este particular vuelo de UAV. Despega con un sonido como de enjambre de abejas, flotando a un metro sobre el suelo y esperando instrucciones.
El toque de una barra de desplazamiento envía al avión no tripulado 10 metros arriba, y un rápido clic en el mapa en la pantalla lo dirige a explorar el parque delante de nosotros.
Al levantar el lápiz de la pantalla la nave queda flotando y zumbando a la espera, donde su cámara con sensores detecta los objetos que tiene enfrente para no estrellarse contra el suelo.
Sus creadores dicen que el Scout está dirigido tanto al mercado militar como al de seguridad pública; la policía y los bomberos lo han probado en operaciones de vigilancia.
Sin embargo, hay algunos clientes que sugieren usos más inusuales. Hubo un cliente del Medio Oriente, por ejemplo, que quería saber si podía usarlo para entrenar a sus mascotas halcones.
Evidencia anecdótica sugiere que las aves no tomarían bien la idea.
“Hicimos una manifestación en Lagos, Nigeria, frente a una audiencia de alrededor de 200 cadetes, donde una enorme águila atacó en picado sobre el Scout”, dice Barter.
“Dio marcha atrás en el último segundo, luego giró en círculos sobre él y regresó para verlo de nuevo. El operador no sabía si reír o llorar”.
De vuelta en París, conseguimos molestar a una urraca, que no tomó con mucha amabilidad nuestra intrusión en su territorio, y a los guardias de seguridad del parque, antes de traer el avión no tripulado de vuelta al punto de partida –racias a su conexión GPS– con un toque rápido en el botón 'Home'.
Y entonces fue el momento de lo que había temido: el aterrizaje. Pero es más difícil estacionar un auto.
Presioné el botón rojo, confirmé que quería que la nave aterrizara, e hizo precisamente eso, revoloteando en el suelo a nuestros pies; sin un rasguño, y con nosotros junto a ella, suspirando de alivio.