EU busca autosuficiencia en industria de minerales raros que lidera China
Estados Unidos intenta ganar espacio en la industria de los materiales raros, un sector dominado en un 95% por China. Su arma, un nuevo centro de investigación para desarrollar soluciones domésticas ante la escasez de estos elementos necesarios para la tecnología y la seguridad energética del país.
Se trata del Instituto de Materiales Críticos (CMI, por sus siglas en inglés), que reunirá a investigadores, cuatro laboratorios del Departamento de Energía y al sector privado, de acuerdo con un comunicado emitido por el gobierno.
La compañía Ames Laboratory, en Iowa, y su director, Alex King, están al frente del proyecto que recibirá 120 millones de dólares de financiación para los próximos cinco años.
"La clase media está creciendo a nivel global y una de sus características es que quieren cosas, ya sean teléfonos, coches... eso va a crear una enorme demanda y esa demanda implica una demanda de materiales", explicó King en una conferencia por internet.
El acceso a estos materiales es prioritario para la estrategia energética de Estados Unidos, que ve cómo China controla el 95% de la producción de los llamados metales raros o tierras raras (17 en total) que han pasado de ser actores secundarios en la tabla periódica de los elementos a grandes protagonistas.
Los imanes de los modernos altavoces y discos duros de computadora, los teléfonos móviles más inteligentes, las turbinas eólicas, las bombillas de bajo consumo, paneles solares o las baterías de los coches eléctricos e híbridos alimentan su eficiencia a base de estos componentes cuyo suministro no está garantizado.
El objetivo principal del CMI a corto plazo será detectar los posibles yacimientos de estos metales en Estados Unidos —"sin importar cuál sea el costo" de su extracción— para dotar al país de mayores reservas de esos elementos, así como trabajar con las empresas mineras ya existentes para asegurar que sean viables.
King puso como ejemplo la mina Mountain Pass, en California, que durante décadas fue el mayor suministrador mundial de metales raros y que cerró en 2002 por problemas medioambientales.
La explotación volvió a abrir en 2010, aunque enfrenta una situación de mercado compleja frente al control de precios que ejerce China.
El gigante asiático obtiene los metales de forma más barata debido a sus relajadas políticas ecológicas y de seguridad laboral, así como el menor coste salarial, al tiempo que restringe el volumen de sus exportaciones con lo que controla el precio de mercado.
Esa práctica ha sido denunciada por la Unión Europea, Estados Unidos y Japón ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero China defiende que su intención es frenar la producción excesiva en el país, la cual tiene consecuencias para el medio ambiente.
En marzo de 2012, el presidente de EU, Barack Obama, dijo que estos minerales eran “demasiado raros” para su país e industria como para no actuar contra China ante la Organización Mundial del Comercio.
"Ha habido tensiones geopolíticas durante los últimos años debido a estos asuntos. Los riesgos son reales", dijo David Sandalow, representante de Política y Asuntos Internacionales del Departamento de Energía de Estados Unidos.
Sandalow aclaró que la particularidad de metales raros no es tanto su escasez, ya que "abundan más que el oro en la Tierra", si no la complejidad de su extracción, que implica químicos, gasto energético y puede resultar muy contaminante.
Además de China y EU, estos elementos se hallan en abundancia en países como Canadá, Brasil, Kenia, Sudáfrica, Australia o Vietnam. Sin embargo, con el CMI se aspira a encontrar sucedáneos de estos metales que cumplan las mismas funciones y garanticen la independencia de los yacimientos fuera de Estados Unidos.
El reciclaje es otra opción, afirmó King. No obstante, explicó, ese proceso está lejos de ser una solución real al problema del suministro.
La empresa australiana Lynas es una de las pocas que no pertenece a China y que explota metales raros. A finales de 2012 comenzó a explotar una mina en Malasia con un año de retraso debido a la oposición de los pobladores de Kuala Lumpur por los problemas de contaminación que puede acarrear.