La Noche de las Estrellas cumple su objetivo: que cientos miren el cielo
La baja temperatura y en general el clima adverso no impidió que entusiastas observadores de los objetos celestes gozaran juntos de la Noche de las Estrellas y que se cumpliera su objetivo: mirar al cielo.
El evento, organizado por varias universidades, centros de astronomía y la embajada de Francia en México, tuvo 50 sedes en todo México, desde Baja California hasta Campeche, en donde se presentaron conferencias, talleres y espectáculos gratuitos.
El tema de esta edición de la Noche de las estrellas es El universo y el agua.
Las tres sedes del evento en la Ciudad de México, Ciudad Universitaria, el Instituto Politécnico Nacional y el Museo Tecnológico de Chapultepec, se vistieron de etiqueta desde temprano, porque las actividades empezaron prácticamente desde las 13:00 horas.
Durante el evento hubo talleres, conferencias, películas de la bóveda celeste y pláticas con especialistas. Entre las actividades estuvieron un taller de robótica y otro de astronomía para invidentes, con el nombre de "Tocando el cielo", para entender cómo es el cielo con las manos.
Para los amantes de la música estuvo Susana Harp y su espectáculo Aguadiosa, concierto relacionado con la ecología, el agua y el medio ambiente.
Entrevistado en la zona de las islas de Ciudad Universitaria, el presidente de la Academia Mexicana de las Ciencias, José Franco, uno de los impulsores de esta actividad desde que nació hace cinco años, reconoció que el número de participantes depende del clima.
Franco, quien en su momento estuvo al frente del Instituto de Astronomía de la UNAM, recordó que hace seis años se dio el primer evento de calentamiento en el Zócalo y fue el Eclipse de Luna en febrero de 2008.
Ahora no se trató de romper ningún récord Guinness por el número de telescopios apuntando hacia la Luna al mismo tiempo. Sólo había que mirar al cielo. Y se hizo aunque sólo fuera para observar nubes que descargaban lluvia.
"El Distrito Federal es siempre el lugar con mayor número de participantes del país", señaló José Franco, bien abrigado como la gran mayoría de los niños y adultos que se dieron cita en la máxima casa de estudios.
Para coronar el evento estuvo una banda mixe de música. Y es que la zona mixe de Oaxaca fue la invitada especial, como el año pasado fue la cultura maya. "Tenemos ya la obligación de jalar hacia nosotros a las culturas originarias y compartir con ellos este tipo de eventos".
Poco a poco, estableció, "nos iremos yendo al resto de las comunidades. Ello es de dos vías: nosotros les transmitimos la parte occidental del conocimiento del cielo y los mixes nos hablan de cómo se llaman sus constelaciones y qué es lo que ven en el cielo y para qué lo utilizan".
El IPN no se quedó atrás. Su sede se ubicó en el estadio de béisbol de la Unidad Profesional Adolfo López Mateos, en Zacatenco.
Ahí estuvieron especialistas del IPN que, además de impartir conferencias, guiaron a los asistentes en la observación de la Luna, Saturno, la Vía Láctea y algunas constelaciones.
Juan Rivas Mora, director del Centro de Difusión de Ciencia y Tecnología del IPN, destacó en el lugar que según algunas estadísticas en México existen aproximadamente cinco mil propietarios de telescopios.
El evento, indicó en entrevista, ya cuenta con arraigo en la sociedad mexicana y se ha convertido en el escenario ideal para que la comunidad se acerque a la ciencia.
Este año el lema de la Noche de las Estrellas, extraído del Popol Vuh, fue: "Sólo estaban el mar en calma y el cielo en todo su esplendor".
La quinta emisión del festival se vinculó con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para celebrar el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, con el lema "El Universo y el agua: sumérgete en el cielo".