Un 'enjambre' de satélites estudiará el campo magnético de la Tierra
La misión Swarm, formada por un enjambre de tres satélites, despegó con éxito desde el cosmódromo de Plesetsk (Rusia), con el objetivo de estudiar los procesos que ocurren en el interior de la Tierra, comprender mejor su campo magnético y por qué, según parece, se está debilitando.
El lanzamiento se hizo a las 13:02 horas (tiempo local) a bordo de un cohete Rockot y, si bien el despegue sucedió según lo previsto, hubo que esperar alrededor de una hora y media para oír los primeros aplausos en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA), en Darmstadt (Alemania).
Y es que una de las fases más críticas de este lanzamiento fue el momento en el que los tres satélites se despegaron del lanzador, dos en un primer lugar y el tercero minutos después.
Esto y las primeras señales de los satélites se recibieron aproximadamente una hora y media tras el despegue.
"Estoy muy satisfecho y deseo larga vida a los niños de Swarm", dijo Jean-Jeacques Dordoain, director general de la ESA.
Tras pasar esta etapa, calificada por Paolo Ferri, jefe del departamento de operaciones de la ESA, como "los segundos más largos del día", la misión deberá atravesar otro momento clave, cuando se desplieguen las pértigas de los tres satélites.
En ellas están ubicados los sensores magnéticos y esto ocurrirá a las 21: 00 horas GMT en uno de los satélites (los otros dos desplegarán sus pértigas a lo largo de la madrugada).
Swarm medirá las señales magnéticas emitidas por el núcleo, el manto, la corteza, los océanos, la ionosfera y la magnetosfera de la Tierra, y comenzará a enviar datos diariamente en unos tres meses.
Esta misión de la ESA está formada por tres satélites idénticos, dos de ellos orbitarán en paralelo, decayendo de forma natural desde una altitud inicial de 460 a 300 kilómetros a lo largo de cuatro años, y el tercero se mantendrá a una altitud de 530 kilómetros.
El campo magnético es como una "enorme burbuja que nos protege de la radiación cósmica y de las partículas cargadas que bombardean la Tierra a través del viento solar", según la ESA.
Sin este escudo protector, la atmósfera no existiría como tal y la vida en el planeta sería prácticamente imposible.
No obstante, aún bajo esta protección, las tormentas solares y las partículas que estas eyectan pueden eventualmente llegar a la Tierra y ocasionar, por ejemplo, interrupciones en las comunicaciones.
El campo magnético terrestre se encuentra en un estado de continua evolución y su intensidad varía constantemente.
Últimamente, según la ESA, parece estar debilitándose de forma considerable (expertos hablan de entre un 10 y 15 % en los últimos 150 años).
Swarm, con tecnología europea y canadiense ayudará a comprender mejor cómo funciona el planeta.
Esta misión tendrá además aplicaciones prácticas: mejorar la precisión de los sistemas de navegación por satélite, la predicción de terremotos o hacer más eficaz la extracción de recursos naturales.
Los datos científicos (abiertos a toda la comunidad investigadora) se descargarán a través de la estación de seguimiento de Kiruna (Suecia) y se procesarán, distribuirán y archivarán en el Centro para la Observación de la Tierra de la ESA en Frascati (Italia).
No obstante, aún bajo esta protección, las tormentas solares y las partículas que estas eyectan pueden eventualmente llegar a la Tierra y ocasionar, por ejemplo, interrupciones en las comunicaciones.
El campo magnético terrestre se encuentra en un estado de continua evolución y su intensidad varía constantemente.
Últimamente, según la ESA, parece estar debilitándose de forma considerable (expertos hablan de entre un 10 y 15 % en los últimos 150 años).
Swarm, con tecnología europea y canadiense ayudará a comprender mejor cómo funciona el planeta.
Esta misión tendrá además aplicaciones prácticas: mejorar la precisión de los sistemas de navegación por satélite, la predicción de terremotos o hacer más eficaz la extracción de recursos naturales.
Los datos científicos (abiertos a toda la comunidad investigadora) se descargarán a través de la estación de seguimiento de Kiruna (Suecia) y se procesarán, distribuirán y archivarán en el Centro para la Observación de la Tierra de la ESA en Frascati (Italia).