Biotecnología, la más peligrosa de todas las tecnologías: experto
Una pareja de personas con discapacidad auditiva decide que es momento de tener un hijo, así que acude con un especialista y le plantea hacer una selección de embriones para, con base en su información genética, determinar cuáles de ellos nacerían con sordera y cuáles no. Así decidirán qué embrión se convertiría en su bebé.
El experto les explica que nadie ha hecho esto antes pero que podrían intentarlo, seleccionar al que se convertiría en un niño que escuche sin problema. Sin embargo los padres le aclaran que lo que buscan es exactamente lo contrario, que su pequeño sea como ellos y que no pueda oír.
Este es un caso real, aseguró el científico, ingeniero y empresario Raymond McCauley en entrevista con Expansión. “Desde mi punto de vista, esto es terrible, por supuesto que querrías que tu hijo pueda escuchar. Pero desde el punto de vista de esta pareja se trata de compartir su estilo de vida con su hijo. La pregunta es: ¿quién debe tomar esta decisión?”, cuestionó.
Se trata de un ejemplo del complejo debate ético y moral alrededor de la biotecnología, es decir, la creación o modificación de sistemas biológicos u organismos vivos con objetivos específicos, una de las grandes tendencias de nuestros tiempos.
Durante su visita a nuestro país con motivo del encuentro SingularityU Mexico Summit 2018 que se lleva a cabo en Puerto Vallarta, el también presidente de Biotecnología en Singularity University, así como fundador de la organización BioCurious destacó que las aplicaciones de esta disciplina van desde la posibilidad de detectar cáncer con una muestra de sangre “no en la etapa cuatro, ni cinco, ni dos ni tres, ni siquiera en la uno, sino en la cero”, hasta la posibilidad de erradicar enfermedades y padecimientos.
Sin embargo, dijo que como cualquier otra innovación en la historia, puede ser utilizada de forma negativa, convirtiéndose “en la más peligrosa de las tecnologías”, incluso “más que la bomba atómica, por ejemplo, porque ya no se necesita de las herramientas más avanzadas ni de la más grande cantidad de recursos para hacerlo”. Y las posibilidades van mucho más allá de “abortar un embarazo o no, sabiendo que el embrión puede tener un problema”.
Por ejemplo, si el consumo mundial de chocolate crece tanto que ya no se tiene suficiente y toma unos 12 años cultivar y recoger el cacao necesario para hacer más. Se puede hacer chocolate ‘de laboratorio’ que incluso llegue a ser de la mejor calidad por un precio menor y que por lo tanto sea más rentable producirlo que de la manera tradicional.
“Pero entonces, ¿qué sucede con todas esas familias que llevan haciendo chocolate desde hace varias generaciones, que viven de ello, que tienen grandes terrenos de cultivo? ¿Quién cuida de las localidades que viven de hacer este producto?”, preguntó McCauley.
Una línea borrosa
La biotecnología ya no es cosa de ciencia ficción. Es cada vez más barata, accesible y está más presente que nunca. “Ya comemos productos, como maíz o soya, intervenidos y, en muchas ocasiones, ni siquiera lo sabemos”, afirmó el experto.
“La mayor parte de lo que implica es bueno, otra parte da un poco de miedo. Lo que es un hecho es que técnicas como CRISPR, CAR-T, SCNT o RNAi van a cambiar nuestra vida y la forma en la que trabajan todo tipo de industrias”, agregó. “La línea entre lo positivo y lo negativo de la biotecnología es borrosa porque, lo que para unos es totalmente concebible, para otros es inconcebible, y yo creo que ambas partes tienen sus puntos y sus límites”.
¿Cuál es entonces la clave para mantener a la biotecnología en el área ‘buena’? Raymond McCauley piensa que lo primero que debemos hacer es escuchar historias como la de la pareja de personas con discapacidad auditiva o el chocolate y discutirlas, ya que nos ayudan a entender qué está sucediendo.
También empaparnos del tema. “La mayoría de las personas que se exponen por primera vez a este tema es a través de películas de ciencia ficción, pero no hay una películas en las que un científico hace biotecnología y todo sale bien. De Frankenstein a Jurassic Park, este tipo de contenidos son buenos porque abren la conversación, pero de ahí depende de nosotros informarnos para no cometer errores como los que vemos en la pantalla grande”, detalló.
Con base en estos dos primeros puntos se puede empezar a definir esta línea, consideró. “Si afectas a otra persona o al medio ambiente probablemente estés fuera del área ‘buena’”, dijo. Por supuesto que también se requiere de regulación, “pero solo con información se puede exigir a los tomadores de decisiones lo que es mejor para una comunidad”.
Otro aspecto importante, según el presidente de Biotecnología en Singularity University, es ver a futuro y pensar en las implicaciones de cada decisión que se tome en este sentido. “¿Realmente queremos deshacernos de los mosquitos?”, ejemplificó.
McCauley anticipó que el inicio no será fácil, pero que eventualmente tomaremos buenas decisiones sobre biotecnología, como hicimos con los automóviles. “Si una persona tiene un coche le exigimos que tenga una licencia para evitar que, conduciendo, se lastimen o lastimen a otros. Algo similar sucederá con la biotecnología”, dijo.