Hace 10 años Finlandia declaró el acceso a banda ancha un derecho humano y en 2016 la Constitución mexicana reconoció el acceso a internet como una garantía ciudadana; sin embargo, hoy la desigualdad en el acceso a este derecho se hace más patente que nunca durante la pandemia; ante las circunstancias los expertos destacan que se ha maximizado la urgencia por cerrar la brecha entre los que están conectados o no a la red, pues Internet se ha convertido en una línea de salvación y no estar conectados puede causar grandes impactos económicos y sociales.
“Internet no es un lujo sino una línea de salvación”, dijo Jeffrey Cole, director del Centro de Futuro Digital, en entrevista con Expansión.