Y aunque no es la primera vez que Gates habla sobre la importancia de la educación y el trabajo en torno a mejores prácticas medioambientales, el foco que pone sobre el uso de renovables es una tarea que no se debe borrar de la agenda de los gobiernos en el mundo.
“Los países tendrán que irse alejando poco a poco de la expectativa de hacer mucho dinero vendiendo petróleo o gas natural. Y ese será un reto para el medio ambiente, para Rusia, para Nigeria, para México. De hecho, Venezuela en realidad no está exportando mucho petróleo hoy en día. Pero ya sabes, 30 años con suerte, es un tiempo suficiente para transferir esos empleos hacia otras áreas y eso podría generar un beneficio geológico inesperado en nuevos empleos, porque la gente tendrá que adaptarse”, puntualizo Gates.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía se estima que en 2020 la reducción de gases de efecto invernadero fue del 8%, pero la liberación fue de 47,000 millones de toneladas de carbono, lo que sigue siendo una cifra muy alta.
Gates reconoció que la dependencia que hay a la gasolina y combustibles fósiles aún es muy alta y por lo mismo la agenda económica y política de los países debe estar acorde a las metas alcanzables de su situación social actual.
“Dentro de los próximos 40 años, se proyecta que los aumentos en las temperaturas globales aumentarán las tasas de mortalidad global en la misma cantidad: 14 muertes por cada 100,000. Para fines de siglo, si el crecimiento de las emisiones se mantiene alto, el cambio climático podría ser responsable de 73 muertes adicionales por cada 100,000 personas. En un escenario de emisiones más bajas, la tasa de mortalidad cae a 10 por 100,000”, dijo Gates, en uno de sus apuntes más recientes.
En otras palabras, para 2060, el cambio climático podría ser tan mortal como el COVID-19, y para 2100 podría ser cinco veces más mortal.