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El activismo que la sociedad requiere de los empresarios

¿Es posible que los empresarios se conviertan en agentes de transformación social? ¿En activistas a favor de las causas que más lastiman a la sociedad?, cuestiona Jonathán Torres.
lun 11 enero 2021 11:59 PM

(Expansión) – La conciencia mexicana está llena de etiquetas. Una de ellas es el significado que le damos al activista, como aquel que todo lo condena, que se apasiona desatando la división y el extremismo. Lo encajonamos sobre todo en la arena política. Pero la pandemia nos otorga la oportunidad de detonar el activismo bajo una dimensión en la que no se piense en la lucha de un interés oculto, personal, sino en la vocación por resolver los grandes males del entorno renunciando incluso a cualquier tentación.

Y es ahí donde los empresarios pueden tomar un papel fundamental.

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La pesadilla sanitaria, que aún no termina, tiene dos caminos: intensificar la necesidad de recuperar lo perdido, sea como sea, o aprender la lección, descifrar los mensajes que la pandemia ha traído consigo y asumir que el impacto social es una práctica que llegó para quedarse. La crisis se ha llevado empleos, capitales, beneficios, y es muy posible que, cuando venga la reconstrucción, regresen con mayor fuerza los males del modelo económico. Pero, también, puede tomar sentido un modelo de pensamiento que no solo se concentre en la generación de riqueza para los mismos de siempre.

¿Es posible que los empresarios se conviertan en agentes de transformación social? ¿En activistas a favor de las causas que más lastiman a la sociedad?

La raíz de lo que para muchos puede ser una locura, no surgió ante la crudeza de la pandemia. En 2008, Bill Gates habló del creative capitalism como el sistema para generar ganancias y mejorar la vida de aquellos que no se benefician plenamente de las fuerzas del mercado. Después, Harvard citó el blended value como un concepto en el que las organizaciones sin fines de lucro, las empresas y las inversiones se evalúan en función de su capacidad para generar valor financiero, social y ambiental.

Más tarde, Michael Porter acuñó el shared value y, en años recientes, Business Roundtable (el órgano empresarial más influyente de Estados Unidos) lanzó una nueva declaratoria sobre el compromiso de las corporaciones para generar beneficios en clientes, empleados, proveedores, comunidades y accionistas. Sin dejar de mencionar la memorable carta de Larry Fink, CEO de BlackRock, quien llama a las empresas a tener un fuerte sentido de propósito y ajustarse a las cambiantes demandas de la sociedad.

¿Los empresarios en México están cortados con tijeras distintas? Antes de la negra era del COVID-19, empezó a gestarse un ecosistema en pro de los negocios motivados en repartir mejor la riqueza, combatir la pobreza, poner en el centro de la estrategia del negocio a las personas y sus entornos. La pandemia vino a enfatizar estas causas, pero el camino aún es muy largo y está lleno de piedras.

“Al principio de la pandemia pensé que esta era la crisis que necesitábamos para cambiar, pero no ha sido así”, dice Álvaro Rodríguez Arregui, cofundador y managing partner de Ignia, uno de los fondos más importantes para emprendimientos sociales en América Latina. “No hemos escarmentado por una sencilla razón: la pandemia ha sido traumática para el mundo, pero para las élites no ha sido una amenaza”.

“Hoy, la empresa que se mantenga con una mentalidad enfocada a la generación de riqueza perderá mucho valor. Todos los eslabones de la empresa debemos estar conscientes de los problemas que tiene el planeta. Esto deja de ser un nice to have para convertirse en un must to have”, complementa Guillermo Jaime, autor del libro Capitalismo Social. “La empatía va a pagar dividendos”.

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Sí, para los grandes empresarios puede resultar una absoluta ingenuidad pensar que el modelo económico tendría que transformarse dado que no hay factores que pongan en riesgo la estrategia con la que se han hecho de su capital. Quizá, hay una conciencia alrededor de la importancia de ofrecer las mismas oportunidades para las mujeres, por ejemplo, pero al final del día no van más allá de los márgenes ya conocidos. Para algunos de ellos, la pandemia no ha sido el cisne negro.

Pero eso no significa que el paradigma sea inquebrantable. Podrá no ser un tema mainstream, pero empieza a construirse un ecosistema que tiene presente que, si no hay un ambiente social conducente, no hay negocio. Para ello, también, se necesitan consumidores responsables, actuantes, exigentes. Y, claro, el gobierno es pieza clave. Pero para provocar el efecto dominó, alguien tiene que empezar.

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“Si la sociedad no prospera a la par de los negocios, el modelo no es sostenible”: Nitin Nohria, ex decano de Harvard Business School.

“No hay empresa exitosa en una sociedad fracasada”: Stephan Schmidheiny, empresario suizo y filántropo

Nota del editor: Jonathán Torres es periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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