“La neurociencia ha revelado, de muchas maneras, la naturaleza de los recuerdos, pero también ha cambiado la propia noción de lo que son estos”, indica la investigación.
Este descubrimiento ha logrado definir un engrama de memoria, lo que significa que dentro de éste se almacena una red de neuronas conectadas que se pueden hacer brillar y observar a través de microscopios especiales.
“Hoy en día, los neurocientíficos pueden manipular esos engramas de memoria activando artificialmente sus redes subyacentes e insertando nueva información. Estas técnicas también aclaran cómo funcionan los diferentes tipos de recuerdos y dónde se registra cada uno de ellos en el cerebro”.
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Los avances de la tecnología han logrado identificar que los recuerdos humanos se pueden reconstruir visualmente mediante escáneres cerebrales.
Una investigación de la Universidad de Oregón indica que a algunos participantes les dieron unas imágenes para observarlas; sus cerebros se escaneaban con una máquina de resonancia magnética para detectar qué regiones se activaban en esos momentos.
Luego se entrenó un algoritmo para adivinar lo que la persona estaba viendo y reconstruir la imagen basándose en esta actividad cerebral. El algoritmo también reconstruyó las imágenes que los participantes habían visto antes y en las que pensaban en esos momentos.
De acuerdo con esta investigación es posible mejorar las imágenes y modificar la comunicación que tiene la red neuronal que se forma, por lo que es ‘posible cambiar los recuerdos’. Aunque es un gran avance para la ciencia, las pruebas que tiene este método aún son incipientes y requieren de una mayor investigación, de acuerdo al MIT .
La optogenética y el proyecto PIONEER
A finales del 2019, siete personas con retinosis pigmentaria, una enfermedad ocular en la que se daña la pared posterior del ojo, o sea la retina, fueron seleccionadas para el proyecto PIONEER, un tratamiento basado en optogenética y donde a través de proteínas fotosensibles se ha buscado activar o desactivar la luz. Esto significa que los pacientes fueron sometidos a exámenes con el fin de ver si recuperaban sensibilidad en sus ojos. Los resultados de este proyecto han sido positivos.
“En un paciente ciego combinamos la inyección intraocular de un vector viral adenoasociado que codifica ChrimsonR con estimulación de luz a través de gafas de ingeniería. Las gafas detectan cambios locales en la intensidad de la luz y proyectan los pulsos de luz correspondientes en la retina en tiempo real para activar las células ganglionares retinianas transducidas optogenéticamente. El paciente percibió, localizó, contó y tocó diferentes objetos usando solo el ojo tratado con vector mientras usaba las gafas”, precisa la investigación , lo que prueba que el experimento es exitoso.