Parte del éxito de la organización se debe al masivo reclutamiento de jóvenes sicarios por distintos medios, uno de ellos Facebook. De manera muy evidente, el uso que los criminales le dieron a la plataforma, no solamente para reclutar, sino también para pagar a los sicarios, violó todas las reglas de Facebook. Sin embargo, la compañía no impidió que el cártel publicara su contenido en Facebook o Instagram, de acuerdo con documentos internos analizados por el Wall Street Journal.
El periódico estadounidense detalló cómo los empleados dedicados a la moderación de contenido de Facebook denunciaron distintos casos de violación en los términos de uso. Por ejemplo, cuando los traficantes de personas en Medio Oriente usaron la plataforma para atraer a mujeres con ofertas de trabajo para ser tratadas, finalmente, como esclavas sexuales. La misión de estos trabajadores es denunciar también casos de tráfico de armamento, delitos de odio, venta ilegal de órganos, pornografía, entre otras cosas.
Y, el protocolo marcado por la propia empresa es que se eliminen las páginas que publican contenido cuyo objetivo sea la práctica de este tipo de delitos. No obstante, a pesar de que se tenía conocimiento de estas prácticas, las páginas siguieron activas en Facebook e Instagram.
Ejecuciones y tortura, el contenido que Facebook no le censuró al CJNG
Según la investigación realizada por los periodistas Justin Scheck, Newley Purnell y Jeff Horwitz, en uno de los informes internos de Facebook, un expolicía que se convirtió en trabajador de esta área de la compañía advierte que él y su equipo detectaron una red del Cártel Jalisco Nueva Generación al examinar las publicaciones que hacían, así como mensajes privados entre los miembros.
El equipo identificó a personas clave, rastreó pagos que se hicieron a los sicarios y descubrió cómo reclutaban a los adolescentes pobres para que asistieran a campos de entrenamiento para convertirse en sicarios. Entre los mensajes, descubrieron que los reclutadores advertían seriamente que, de ser contratados, podían ser golpeados brutalmente o asesinados si intentaban abandonar el campo de entrenamiento. Además, había publicaciones de abierta apología a la violencia, con armas chapadas en oro y todo firmado con las siglas ‘CJNG’.