La marca se unió con la empresa Firmenich con quienes buscaron su aroma distintivo.
“La definición del olor de la tecnología es complicado de hacer, de hecho estuvimos trabajando bajo tres aromas principales, que buscaban representar diversidad, innovación, confianza y que fuera único. El proyecto duró más de un año, fue global e hicimos pruebas en India, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica”, señaló Altenfelder.
La intención de la marca no es una inquietud nueva. En 2013 Google lanzó una broma por April Fool’s en la que presentaba con bombo y platillo Google Nose, una tecnología que prometía la posibilidad de oler a través de la pantalla y crear por ello experiencias.
Aunque la tecnológica después admitió que era una broma, la búsqueda por conectar todos los sentidos de los usuarios empieza a ser más relevante para las marcas.
“Estábamos desde los equipos de marketing, desarrollo de producto, personal de la planta de producción de los empaques, ingeniería, investigación y diseño que trabajamos en conjunto con Firmenich en la búsqueda de este aroma. Cabe decir que la desicón se dio finalmente por los usuarios de Motorola”, puntualizó la vocera de Motorola.
La fragancia estará disponible en todas las flagships de Motorola y en los empaques de la nueva serie Edge, con el fin de que los consumidores refieran el olor de la empresa con los productos que han presentado en los últimos años.
¿Es posible crear tecnología olfativa?
En el mundo se ha puesto énfasis en el desarrollo de biometría que se puede aplicar en dispositivos móviles, como reconocimiento facial o dactilar, pero en el tema de identificación olfativa, aún no hay un foco en la tecnología de consumo.
La Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con la Sociedad Europea de Análisis Diferencial de Movilidad (SEADM), se han convertido en pioneros al desarrollar un nuevo identificador biométrico: el olor de nuestra mano.
Sin embargo aún está lejos de ser un identificador aceptado para identificar a una persona en el consumo.