Al respecto comparó los nulos deseos de la IA por exterminar a los humanos con la forma en que las personas protegen a los chimpancés. “Reconocemos que la humanidad podría decidir cazar a todos los chimpancés y matarlos, pero estamos realmente contentos de que existan y aspiramos a proteger sus hábitats”.
También aprovechó la entrevista para criticar a OpenAI, empresa de la que es su fundador, pues, dijo que en un inició era una organización sin fines de lucro, pero tras su partida se convirtió en una empresa donde los incentivos de ganancias podrían interferir con la ética de sus modelos de aprendizaje automático.
Cabe recordar que el multimillonario también invirtió 1,000 millones de dólares durante varios años, pero posteriormente se retractó de sus contribuciones cuando la startup consiguió una inversión por parte de Microsoft.
El interés de Musk por la IA parece genuino, pues hace unos días, el Financial Times reportó que el empresario registró en marzo una corporación en el estado de Nevada bajo el nombre X.AI, y de la cual es el único director.
Financial Times también detalló que Musk ha formado un equipo de investigadores e ingenieros, además de entablar conversaciones con inversores y reclutar a personal de otras empresas de IA.
Por otra parte, él mismo confirmó que ha adquirido miles de tarjetas gráficas (GPU) de Nvidia, las cuales son fundamentales para la construcción de un modelo de lenguaje natural, como GPT, que impulsa las populares herramientas de OpenAI.
Las contradicciones de Musk
Aunque la IA generativa está en su punto de máxima popularidad, se trata de un avance bastante criticado por Musk, quien ha dicho que representa uno de los mayores riesgos para el futuro de la humanidad.
De hecho, a finales de marzo firmó una carta, junto a docenas de tecnólogos, donde solicitaba que se detuviera la investigación y trabajo en estos sistemas, debido a los “riesgos para la sociedad y la humanidad” que representan.
De acuerdo con el documento, la etapa de desarrollo en la que se encuentran los sistemas de IA actualmente es vertiginosa y “nadie, ni siquiera sus creadores, puede entender, predecir o controlar de manera confiable”.
En este contexto, pidieron a todos los laboratorios de IA detener sus trabajos en este campo por lo menos durante seis meses. “Esta pausa debe ser pública y verificable”, se puede leer en la misiva, donde también se destaca que si las empresas no son capaces de hacerlo, entonces deben intervenir los gobiernos para regular este asunto.