Dicho concepto fue conocido como coworking y la principal ganancia para WeWork provenía de las rentas que cobraban por ocupar esos espacios, donde los principales atractivos, además de conocer a otras personas de diferentes campos, eran las áreas comunes que compartían, pues en realidad no parecían oficinas, sino grandes salas de juegos.
El auge y la caída de WeWork
Durante sus primeros años de existencia, el concepto llamó tanto la atención hasta el punto de conseguir una valoración de 4,600 millones de dólares para el 2014, cifra que atrajo a grandes inversionistas, como JP Morgan Chase o incluso a Masayoshi Son, fundador y director ejecutivo de Softbank.
La crisis económica de finales de la primera década de los 2000 impactó al sector inmobiliario y eso lo aprovecharon en WeWork para iniciar un proceso de expansión alrededor del mundo. De acuerdo con datos de la empresa, en 2019 ya tenían 425 oficinas en 100 ciudades distintas y en ese mismo año alcanzaron una valoración de 10,000 millones de dólares.
Sin embargo, no todo fue favorable para la compañía, pues el Wall Street Journal publicó una investigación donde reveló la excéntrica vida de Neumann y la de su esposa Rebekah, la cual estaba alimentada por el dinero que generaba su empresa, misma que era criticada por estar sobrevalorada.
En ese año también se intentó una salida a bolsa, pero una vez que las finanzas estuvieron disponibles de forma pública, los inversionistas se dieron cuenta de los gastos excesivos que tenía Neumann, además de los riesgos que representaba trabajar con él, debido a su carácter y la influencia de su esposa, quien incluso llegó a invertir dinero de la empresa en verticales como la educación, con WeGrow.