Salud espacial
En la Tierra, si hay una emergencia médica, en cuestión de horas ya recibes atención. “Pero si vas a Marte, la vista desde la ventana es muy diferente. La Tierra es un pequeño punto y la comunicación está a 25 minutos. Imagina lo que eso le hace a tu cerebro, a tu psicología y a tu sentido de soledad”, dijo Mackintosh.
En el espacio no hay atención médica y los astronautas se enfrentan a dificultades para realizar diagnósticos y tratamientos sin la ayuda inmediata de profesionales en la Tierra. “No puedes comunicarte. No hay conversación. Así que es un problema muy difícil”.
Pero gracias a las alianzas con privados, han logrado construir herramientas, como un ultrasonido para monitorear las señales del astronauta y decirle cómo se tiene que mover y qué es lo que tiene que hacer para tener un posible diagnóstico en ese momento.
Esto se hace en zonas donde no hay comunicación, aunque también se usa IA en sus trajes espaciales. De acuerdo con una publicación de la NASA , los trajes contienen sensores que monitorean la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca o la cantidad de sudor.
“Esa información se envía automáticamente a la NASA y se distribuye al cirujano de vuelo, ingenieros biomédicos y otros. El equipo en tierra utiliza esa información para guiar sus esfuerzos de apoyo, tal vez recordando beber agua para evitar la deshidratación o tomar un breve descanso para reducir la frecuencia cardíaca.”
Redescubriendo la biología
La biología en la Tierra no es la misma que en el espacio. Hay cambios que ocurren cuando una persona está en el espacio, que van desde la distribución de fluidos hasta cambios en la visión. Esto implica que los datos recopilados aquí no siempre son aplicables en el espacio.
Por ejemplo, en 2015 la NASA hizo un estudio con dos gemelos. El astronauta retirado Scott Kelly pasó un año a bordo de la Estación Espacial Internacional en órbita terrestre baja, es decir, a una altitud de entre 160 y 2,000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, mientras que su hermano gemelo, el astronauta jubilado Mark Kelly, permaneció en la Tierra.
En el estudio, se encontraron cambios en la expresión génica, la microbiota intestinal, el ADN, la composición química y otros aspectos bioquímicos del cuerpo de Scott durante su misión en el espacio, algunos de los cuales persistieron después del regreso a la Tierra. Recopilar y analizar esta cantidad de datos es una tarea astronómica, que cada vez se vuelve más fácil gracias a la IA.
Salud reproductiva femenina
La primera mujer en ir al espacio fue Valentina V. Tereshkova en junio de 1963. Desde entonces, 72 mujeres han volado al espacio ; pero investigaciones han revelado que ellas tienen más probabilidades de sufrir riesgos de salud.
Por ejemplo, de acuerdo con un artículo del Baylor College of Medicine, uno de los principales riesgos en una exploración de espacio profundo, como una misión a Marte, las mujeres tienen mayor probabilidad de desarrollar cáncer más adelante en la vida debido a la exposición a la radiación espacial.
Por otro lado, la radiación proveniente de los viajes espaciales profundos puede destruir algunos de los folículos primordiales almacenados en las mujeres. Esta reserva ovárica disminuida puede llevar a la infertilidad y a una disminución en el intervalo de tiempo hasta su menopausia. Reducir el intervalo de tiempo hasta la menopausia aumenta el riesgo de mortalidad temprana en las mujeres.
De acuerdo con Mackintosh, un proyecto que está llevando a cabo es proyectar los riesgos para la salud reproductiva femenina en el espacio. Para ello, planea recopilar una gran cantidad de datos en la Tierra utilizando ratones como modelos animales. Estos datos incluirían información sobre RNA y transcriptomas. Luego, se analizarán muestras de ratones en el espacio para comparar los resultados. El objetivo es combinar estos datos para desarrollar un modelo predictivo que ayude a entender cómo evolucionará la salud femenina en el espacio a lo largo del tiempo, considerando factores genéticos y otros riesgos específicos. Todo esto con IA.