De acuerdo con la Administración Espacial de China, la sonda pasó despegó desde el Centro de Lanzamiento Espacial Wenchang el 3 de mayo y pasó alrededor de cuatro días y medio en su trayecto a la Luna hasta aterrizar para recabar alrededor de dos kilogramos de materiales de la superficie y el subsuelo lunar.
Tras cumplir con su misión, la sonda se mantendrá otras semanas en órbita y posteriormente las muestras serán trasladadas a una cápsula de reentrada, que será lanzada a la Tierra en una zona de aterrizaje, ubicada en las praderas de Mongolia Interior.
Cabe resaltar que la exploración de la cara oculta de la Luna es más compleja, debido a que tiene una corteza más gruesa y más cráteres. De hecho, la cuenca Aitken en donde aterrizó la sonda espacial tiene una superficie de 1,600 kilómetros de ancho y se cree que el impacto que la creó desenterró material del manto lunar.
Además, se suma el hecho de que es imposible establecer directamente comunicaciones con las sondas, aunque para atender este problema, China envió un satélite en 20218 y uno más en marzo pasado para retransmitir la información de las sondas
Asimismo, el país asiático envió con éxito una misión a Marte, también tiene planeado visitar asteroide e incluso llevar a una persona a la Luna antes de 2030, convirtiéndose en la segunda nación en hacerlo después de Estados Unidos.
De hecho, China y Rusia están trabajando en un proyecto para atraer países que participen en una Estación Internacional de Investigación Lunar que estará enfocada en materiales útiles para futuros exploradores, así como fuentes de energía para mantener las operaciones.
En contraparte, Estados Unidos sigue trabajando en la misión Artemis II, cuya intención es llevar astronautas a la órbita lunar en septiembre de 2025. Sin embargo, estaba planeado que eso sucediera este año, pero se pospuso para solucionar desafíos “en las operaciones, desarrollo e integración” del proyecto, de acuerdo con la NASA.
En este país también se sigue trabajando en el desarrollo de una industria turística aeroespacial. Hace un par de semanas, Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, retomó los vuelos con tripulantes humanos, aunque sigue habiendo críticas en torno a la seguridad de este tipo de viajes.