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Ante la soledad, la amistad en la era digital cobra tarifa

Probamos Timeleft, la aplicación de cenas a ciegas para hacer amigos. Te contamos los pros, los contras, algunos detalles y los costos.
mar 25 junio 2024 05:26 AM
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Las cenas se llevan a cabo cada miércoles, la ubicación se conoce ese mismo día y las identidades de los asistentes son un misterio hasta el momento del encuentro.

¿Cuánto pagarías por hacer amigos? El ritmo de vida actual con las labores que implica, la normalización de los entornos digitales y el sentimiento de soledad que dejó la pandemia, son algunos de los detonantes que llevan a las personas a utilizar aplicaciones para conocer gente, o por lo menos esos son los motivos que me compartieron cinco desconocidos en una cena organizada por Timeleft.

“Últimamente mi circulo no se amplía más allá de mis compañeros de trabajo y si tengo que pagar por conocer gente y divertirme, lo voy a hacer, la soledad está cabrona”, coincidieron los asistentes de mi mesa.

En cuanto a las expectativas propias, más allá de buscar romper con la soledad quería saber de qué iba la experiencia, qué tan distinto era conocer personas fuera de aplicaciones como Bumble o Tinder y además ver de qué manera se sorteaba la posible llegada de alguien poco agradable; sin embargo, esto último no pasó porque quienes asistieron a mi mesa lograron crear un ambiente ameno.

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Timeleft llegó a México en abril de 2024, y por el momento opera en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Mérida, Cancún, Tijuana y Querétaro, bajo la promesa de crear interacciones profundas y divertidas que no necesariamente impliquen conclusiones románticas.

La dinámica de uso consiste en bajar la app, crear un usuario, seleccionar el día y lugar de la ciudad en el que se desea cenar (alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Coyoacán y Santa Fe en la CDMX), y contestar el cuestionario de personalidad con el objetivo de compartir la mesa con personas afines.

Todo este proceso es sencillo, la app es intuitiva y con un diseño simple, así que no causa confusión.

Las cenas se llevan a cabo cada miércoles a las 19:00 horas. Un día antes del evento, la plataforma revela algunos datos sobre los asistentes, como su área de ocupación o signo zodiacal, pero no ahonda en nombres o edad. La ubicación del encuentro se conoce hasta la mañana del mismo día en que ocurrirá.

Yo seleccioné la alcaldía Cuauhtémoc y la cena fue en un restaurante en la Condesa. A mi mesa llegaron todos los que confirmaron asistencia: tres hombres y dos mujeres en edades que iban de los 27 a los 31 años.

Para la mayoría era la primera vez en usar la plataforma; pero una de las asistentes se encontraba en su segunda reunión. Algo curioso en su caso, pues además de buscar amistades o amor, lo que quería era hacer networking. Me compartió que en su primera cena se hizo de un cliente para su negocio.

La charla fluyó de manera sencilla pues compartíamos varios gustos y a excepción de una persona en la mesa, el resto se autodefinió como “extrovertido”. Nos apoyamos del juego de preguntas que brinda la propia aplicación para terminar de romper el hielo.

El personal del restaurante tiene conocimiento de que los comensales con reservas de Timeleft no se conocen, por lo que, desde mi perspectiva, dieron tiempo de ver el menú sin prisas ni interrumpir las nuevas interacciones que se daban en el momento.

Luego de la cena, Timeleft organiza un after o fiesta posterior en un bar cercano. En este punto básicamente se reúnen otros grupos de personas que compraron el servicio para esa misma zona.

Platicando con las asistentes, un grupo me comentó que de no ser por esta fiesta, no pensaban acudir a otra cena, pues a su encuentro no llegaron todos los que habían confirmado; sin embargo, la convivencia con más gente en busca de relacionarse -aunque no fuera en su cena- cambió su opinión.

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Los contras

Algo que no me convenció es que la app solo opere en algunas alcaldías, pues esto limita las posibilidades de personas fuera de estas demarcaciones de hacer uso del servicio. Si bien pueden trasladarse, los horarios estándar en los empleos de oficina en la Ciudad de México y el tránsito de la urbe, son un obstáculo adicional.

Esta opinión la escuché también de los asistentes al after. “Qué tal que mi próximo mejor amigo o el amor de mi vida vive en Iztapalapa”, comentó Juan.

También puede ser un tópico si hablamos de los costos, pues en esta zona de la ciudad, los restaurantes y bares suelen tener cuotas más altas, pero ya ahondaré en temas económicos más adelante.

Otro tema es que, aunque para mi cena yo seleccioné que quería hablar español, uno de los atractivos con los que se promociona Timeleft es la oportunidad de convivir con extranjeros; sin embargo, ninguna de las personas que conocí en el after que seleccionaron inglés, como idioma secundario, contaron con la asistencia de personas nativas de esta lengua o con extranjeros en general.

¿Tarifas?

Existen cuatro membresías de uso:

  • Una cena – 140 pesos
  • Suscripción de un mes – 230 pesos
  • Suscripción de tres meses – 480 pesos
  • Suscripción de seis meses – 730 pesos

Para darte una idea de precios de otra apps, Bumble Boost tiene tarifas que van de los 99 pesos semanales a los 699 por seis meses. En el caso de Tinder, su suscripción plus cuesta 200 mensuales y la platinum 800 pesos. La diferencia es que estas plataformas tienen versiones gratuitas y lo que pagan los clientes son herramientas adicionales.

Para usar Timeleft sí o sí hay que pagar, pero la suscripción no es lo único en lo que se desembolsa, pues estas tarifas solo cubren la gestión de la cena y el after, pero no los consumos, esto es a cuenta de los usuarios.

En la aplicación puedes seleccionar qué tanto estás dispuesto a pagar por una cena; sin embargo, este campo es ambiguo, pues en lugar de plantear rangos de precios o cifras aproximadas, se limita a ejemplificarlo con signos de pesos en tres niveles. Yo me fui por la opción mediana, pero sin saber realmente cuánto representaba eso en dinero.

En el after al que fui, a los asistentes se nos brindó una ficha de descuento de 20 pesos que aplicaba para el primer trago; cada uno costaba 170 pesos sin la ficha. Algo que me parece que podría ser un buen incentivo para quienes pagan el servicio, es incluir de cortesía la primera bebida de la cena o el after.

La cuenta final de mi noche usando Timeleft, sin contar propinas, fue de 741 pesos; esto cubre el pago de la app por una cena, los alimentos que consumí en el restaurante (mis acompañantes y yo decidimos dividir el ticket en partes iguales lo que resultó en 451 por persona) y un cóctel en la fiesta final.

Conclusiones

Me parece que Timeleft cumple el propósito de conectar a personas en entornos casuales para que amplíen su círculo social. La presencia de un grupo que tiene el mismo objetivo facilita que la plática fluya sin esfuerzo, pero si fuese el caso, el juego de preguntas puede ser una buena herramienta.

Sin embargo, creo que falla en su cobertura en la Ciudad de México y en dar incentivos a sus suscriptores por su pago, más allá de generar la reserva en el restaurante.

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