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Tu búsqueda en ChatGPT contamina más que enviar un e-mail

Las búsquedas basadas en IA son más exigentes a nivel informático, lo cual representa un mayor estrés climático. Conoce lo que las empresas hacen para reducir su huella ambiental.
mié 26 junio 2024 10:00 AM
La inteligencia artificial contamina más de lo que te imaginas, ¿cómo lo hace?
De acuerdo con datos de la Agencia Internacional de Energía, una búsqueda basada en Inteligencia Artificial podría utilizar hasta 10 veces más de energía que una normal.

Una búsqueda en Google o un correo electrónico tiene un impacto ecológico. Pero en el caso de una consulta en ChatGPT la repercusión es mayor. De acuerdo con datos de la Agencia Internacional de Energía (AEI), una búsqueda de Google basada en Inteligencia Artificial podría utilizar hasta 10 veces más de energía.

En la actualidad, el tráfico de datos representa un 55% del consumo energético anual de la tecnología digital a nivel global, una cifra que no parece detenerse, pues se han registrado tasas de crecimiento del 25% cada año. En términos de emisiones de dióxido de carbono hacia la atmósfera, estos sistemas lanzan aproximadamente 422 millones de toneladas al año, según cifras de granulate.io y con el auge de la IA la situación seguirá creciendo.

Al igual que con cualquier servicio de internet, las herramientas de IA generativa utilizan centros de datos para procesar la información con la que se entrenan y dan resultados. Sin embargo, con estas tecnologías es necesaria una mayor demanda de electricidad.

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En el 2022, los centros de datos utilizados para la criptominería y la IA representaron alrededor del 2% de la demanda mundial de electricidad, con 460 TWh, según la AIE. No obstante, para el 2026, el consumo de estos centros de datos podría aumentar hasta 1,050 TWh, dependiendo del ritmo de desarrollo de esta tecnología.

Esta cantidad de energía, destaca la organización, sería similar a la demanda de electricidad que consume una nación como Suecia en un escenario modesto o Alemania en uno más extremo.

Cabe recordar que OpenAI estrenó ChatGPT a finales del 2022 y con ello inició una revolución en el campo de la IA generativa con más empresas entrando en este terreno, desde Google, pasando por startups como Anthropic y más recientemente Apple.

Tan sólo para generar una imagen se necesita tanta energía como para cargar por completo un teléfono inteligente, según un estudio realizado por la startup Hugging Face y la Universidad Carnegie Mellon.

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Otra muestra del impacto de la IA en el ambiente se ve con las emisiones de Microsoft, que han aumentado casi un tercio desde el 2020, según datos recogidos de su último informe de sostenibilidad, en gran medida por la expansión de la infraestructura de centros de datos para IA.

“La rápida expansión del sector de los centros de datos y la elevada demanda de electricidad pueden plantear desafíos para el sistema eléctrico”, se puede leer en el informe de la AIE, donde países como Irlanda destacan por ser el destino predilecto de los data centers en el futuro, debido a sus bajas tasas impositivas para las empresas tecnológicas.

Y es que los centros de datos consumen tanta energía porque son básicamente computadoras que requieren el 40% de su demanda eléctrica para realizar sus procesos, ahora más complejos y exigentes que nunca, mientras que el 60% restante se usa para mantener fresco y funcional tal equipo.

Energías renovables para afrontar los retos ambientales de la IA

Entre el pronóstico de la AIE también se resalta un crecimiento de las energías renovables en todo el mundo e incluso señala que superarán al carbón para la generación de un tercio de la electricidad mundial en el 2025, que si bien aún es poco, presenta nuevas formas de abordar la eficiencia de los centros de datos.

La firma de smartphones china, Oppo, inauguró en 2022 un centro de datos verde, el cual ha usado 6,176 gigavatios hora de energía renovable, una cifra que equivale a una reducción de 3,600 toneladas de emisiones de dióxido de carbono, además de que cuenta con un sistema de recolección de agua de lluvia que después se usa para la refrigeración de los centros y esto implica un ahorro de aproximadamente 30,000 toneladas de agua anuales.

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Si bien cuenta con centros de datos cuya base de enfriamiento es tradicional, es decir, a partir de ventiladores, en estas instalaciones también existen alternativas más sostenibles, donde cuentan con líquidos especiales -pues se combinan con un compuesto químico- que enfría los aparatos.

Esta opción es más amigable con el medio ambiente, porque elimina la necesidad de múltiples ventiladores y, por lo tanto, consume menos energía eléctrica, además de que cuando el líquido se calienta se reserva hasta esperar su enfriamiento y reutilizarlo.

A pesar de que se trata de una tecnología importante para el cuidado del medio ambiente, los especialistas de Oppo explican que su implementación no ha sido tan adoptada entre las compañías, debido a que requiere ciertas condicionantes de innovación, pues los servidores susceptibles a este tipo de refrigeración deben incluir chips de última generación que no se estropeen con el líquido.

Ana Paula Gamboa, especialista de Intel, explica que las grandes compañías de tecnología cada vez más están trabajando en desarrollar infraestructuras con aceleradores de instrucciones para la IA, que permiten optimizar los servidores para los casos de uso más recientes sin la necesidad de sobreexplotarlos a nivel energético.

En Google, de acuerdo con un reporte publicado a finales del año pasado, se han probado métodos para hacer más eficientes estos sistemas de cómputo e incluso resaltan que un centro de datos operado y propiedad de la empresa tiene en promedio 1.5 veces más de eficiencia energética que uno empresarial típico.

Asimismo, están apostando por el agua como forma de enfriamiento combinada con ciertos tipos de refrigerantes. “El agua puede ser el medio más eficiente de refrigeración en muchos lugares y, cuando se utiliza de manera responsable, puede desempeñar un papel importante en la reducción de emisiones”, señaló la compañía .

En Hokkaido, Japón, por ejemplo, existe el llamado White Data Center, que es una instalación especialmente ubicada en una zona montañosa del país en donde la nieve y el frío son un elemento común y útil para mantener las bajas temperaturas.

Este tipo de opciones ha generado que las empresas se fijen en países con climas principalmente gélidos, como Finlandia, Suecia o Noruega, sin embargo, también plantea un reto, pues deben ubicar estos sistemas lejos de las ciudades, algo que podría entorpecer la efectividad con la que se da el intercambio de información.

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