Statista por su parte señala que los primeros puestos de esta cuota de mercado los ocupa el jazz, donde los medios físicos se llevan una cuota de consumo musical del 23.3%, y World Music con un 23.1%. Sin embargo, el streaming sigue representando la mayor parte del consumo de música para estos tipos de música, con un 68.5% y un 65.2%, respectivamente. Completando los tres primeros puestos se encuentra el rock con una cuota de consumo de aproximadamente el 18%.
La música clásica (8.8%) y el pop con el 8.6% le siguen a la lista. Esto último posiblemente esté relacionado con el éxito financiero de artistas como Taylor Swift, quien tuvo cinco discos en los ocho álbumes de música más vendidos de 2023, con un total de 4.8 millones de unidades vendidas, y la mayoría de estas ventas en la categoría de vinilo.
Aunque el streaming domina el consumo de música, representando alrededor del 67% de los ingresos globales de la industria, ha generado un efecto paradójico: ha despertado un renovado interés por los formatos físicos.
El resurgimiento de los vinilos es un ejemplo claro de cómo el streaming y los medios digitales han impulsado la demanda de productos tangibles. A medida que la música se ha vuelto más accesible y omnipresente a través de plataformas de streaming, muchos consumidores han comenzado a buscar experiencias más personales y nostálgicas, lo que ha llevado a un aumento en la compra de vinilos. Este formato ha crecido constantemente, con ventas en 2023 que superaron los 87 millones de unidades en los Estados Unidos, de acuerdo con datos de la RIAA.