Un componente relevante de este nuevo emprendimiento por parte de OpenAI es que ha reunido a un equipo de alrededor de 20 personas, entre los cuales figuran Thomas Norrie y Richard Ho, quienes ya han trabajado en la construcción de Unidades de Procesamiento para otras grandes tecnológicas, como Google.
Asimismo, las fuentes consultadas por la agencia señalaron que OpenAI ya aseguró la capacidad de fabricación con Taiwan Semiconductor Manufacturing Company para comenzar la producción de su primer chip propietario en el 2026. Cabe recordar que TSMC es una la empresas más grande del sector de fabricación de chips y entre sus clientes están Apple y Nvidia.
El producto estrella de OpenAI es ChatGPT y tiene más de 200 millones de usuarios en todo el mundo, por lo qu necesita de una gran potencia de cómputo para entrenar y ejecutar sus sistemas. Actualmente, es uno de los clientes más relevantes de las Unidades de Procesamiento Gráfico (GPU) de Nvidia, las cuales utiliza para entrenar sus modelos.
Durante mucho tiempo ha buscado la forma de generar sus propios chips y así reducir los gastos de entrenamiento. En un momento, la empresa consideró realizar todo el proceso, desde el diseño hasta la fabricación de los procesadores, pero abandonó el barco, debido a las altas cantidades de dinero y tiempo que necesita para alcanzar tal objetivo.
En diciembre del año pasado se dio a conocer que Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, invirtió más de un millón de dólares en una startup dedicada a los chips de IA, llamada Rain AI, y acordó que OpenAI gastaría 51 millones de dólares en esta misma empresa.
Según una carta que envió Altman a los inversores de la firma en aquel momento, el ejecutivo aseguró que OpenAI gastaría sumas significativas para asegurar suministros de chips y así respaldar sus proyectos de IA, además de mostrar su preocupación por la escasez y costos exorbitantes de los chips de IA.
Otro de los movimientos empresariales que pudo haber cambiado el destino de OpenAI sucedió hace siete años, cuando Intel tuvo la oportunidad de adquirir una participación del 15% en la startup por 1,000 millones de dólares en efectivo, además de la posibilidad de obtener un 15% extra si creaba chips específicos a precio de coste.
Sin embargo, para el entonces director ejecutivo de Intel, Bob Swan, la inversión en OpenAI no era la mejor decisión, pues consideraba que la IA generativa no tendría un impacto en el corto plazo y, por lo tanto, no compensaría su inversión, según tres personas que declararon esto para Reuters bajo condición de anonimato.
La segunda razón por la que Intel habría tomado la decisión de no invertir en la empresa de esa manera es debido a que su unidad de centros de datos no estaba interesada en fabricar productos a precio de costo.