Musk es una de las personas que cofundó y financió OpenAI en 2015, pero posteriormente se retiró del proyecto pues creía que la empresa tenía relación con otras grandes tecnológicas.
En 2018 Musk propuso tomar el control de OpenAI, pero la oferta no fue aceptada y el también dueño de Tesla decidió romper las relaciones con Sam Altman, fundador y CEO de la compañía y OpenAI el 20 de febrero de ese año.
Musk renunció a la junta directiva bajo el argumento de un conflicto de intereses, pues Tesla desarrollaba su propio sistema de IA para la conducción autónoma de sus vehículos y podrían robarse talento la una a la otra, algo que, de hecho, sí sucedió.
Los conflictos entre el Musk y OpenAI no se hicieron esperar y en marzo de este año se dio a conocer que el magnate demandó a los cofundadores de la empresa de IA, Sam Altman y Greg Brockman con el argumento de que los fabricantes de ChatGPT incumplieron sus acuerdos originales al buscar beneficios económicos en lugar de cumplir con la misión fundacional sin ánimo de lucro de desarrollar IA que beneficie a la humanidad.
Fue entonces cuando los cofundadores de la empresa Sam Altman, Greg Brockman, Ilya Sutskever, John Schulman y Wojciech Zaremba, mencionaron en un blog que mientras discutían sobre convertir a la empresa en una estructura con fines de lucro, Musk “quería que nos fusionáramos con Tesla, quería el control total”.
Los beneficios de OpenAI se dispararon los últimos años, en que se ha convertido en el principal actor en el creciente campo de la IA.
Musk alega que la startup impide a sus inversionistas apoyar a empresas rivales, lo que pondría en desventaja a su propia empresa emergente.
OpenAI nació como empresa sin fines de lucro pero luego se convirtió en entidad con fines de lucro "limitados". Actualmente busca convertirse en una corporación de beneficio público, lo cual le permitiría atraer mayores inversiones.
Con información de Reuters y AFP.