De hecho, los datos revelan que Estados Unidos y China operan más de 90% de los centros de datos especializados en IA y los gigantes tecnológicos estadounidenses son los de mayor presencia, pues Amazon, Microsoft y Google operan 87 importantes centros de computación de IA a nivel mundial, mientras que las empresas chinas operan 39 y las firmas europeas operan sólo seis.
“Esta concentración del acceso a la tecnología en un número tan reducido de lugares revela la disparidad global en la distribución de este recurso estratégico en todo el mundo”, se puede leer en el documento.
Los investigadores también pusieron foco sobre el dominio de ciertas empresas, pues entre el 80-90% de los centros de datos usan chips diseñados por NVIDIA, mientras que el 90% de la fabricación de esos semiconductores corre a cargo de Taiwan Semiconductor Company (TSMC).
La importancia de la soberanía de cómputo
Uno de los conceptos más relevantes que plantea la investigación es “soberanía de cómputo, la cual se compone de tres elementos: jurisdicción territorial (dónde están físicamente los centros de datos, nacionalidad del proveedor de nube (de quién es la empresa que opera esa infraestructura? y nacionalidad de los fabricantes de chips aceleradores de IA (origen de la empresa que diseña y fabrica el hardware clave).
Este tema es de suma importancia, destacan los expertos, debido a diversas razones. Una de ellas está relacionada a la privacidad, pues “un proveedor de servicios sujeto a jurisdicción extranjero podría revelar datos a un gobierno sin el conocimiento o permiso del cliente”.
Por otra parte, sin centros de datos propios, muchos países dependen de los gigantes tecnológicos extranjeros para obtener la tecnología, lo cual suele ser un proceso costoso y lento. “La era de la IA corre el riesgo de dejar a África aún más atrás”, afirmó el presidente de Microsoft, Brad Smith, a The New York Times , para ejemplificar el impacto desigual de la IA en algunas regiones.
El estudio también resaltó que la mayoría de países del Sur Global no cuentan con capacidad propia para desarrollar sus propios centros de datos y dependen de inversiones de Estados Unidos o China, lo que crea dependencias asimétricas, pues no tienen soberanía de cómputo.
De hecho, África y Sudamérica están casi ausentes del mapa, ya que más de 150 países de ambas zonas carecen por completo de dicha infraestructura y México es un ejemplo del problema que citan los investigadores, pues si bien existe una importante cadena de centros de datos, se trata de inversión de grandes tecnológicas, como Google, Microsoft, Amazon o Alibaba, entre otras compañías.
Otros casos representativos son el de la India, que está subvencionando infraestructura de IA; Brasil prometió 4,000 millones de dólares para este tema; la Unión Europea planea invertir 200,000 millones de euros en el sector; o África, que cuenta con un proyecto de 500 millones de dólares liderado por el multimillonario zimbabuense Strive Masiyiwa, quien pretende construir cinco centros de datos.
En conclusión, los expertos señalaron que lejos de democratizar la tecnología, la IA —por su enorme demanda de recursos computacionales— puede exacerbar desigualdades globales y crear nuevas dependencias. Por lo tanto, consideraron que la soberanía de cómputo se vuelve esencial para reducir la brecha digital y proteger la autonomía de cada país.