Es decir, los precios de DiDi sí pueden aumentar por ajustes que correspondan a variaciones estacionales en la demanda, por ejemplo, durante días festivos, eventos masivos u otros en los que haya más usuarios solicitando viajes o entregas. También por cambios que dependen de la competencia, la inflación o similares.
La medida contrasta con la de Uber, que en julio anunció un incremento de hasta 7% en sus tarifas de movilidad para cubrir el costo de la afiliación de los trabajadores al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Otras plataformas como Rappi e InDrive tomaron el mismo camino que DiDi y mantienen sus precios sin cambios por ahora.
La presidenta Claudia Sheinbaum, aseguró que las empresas son las que deben absorber los costos de la implementación de la reforma, por lo que no deberían trasladarlos a los usuarios.
El aumento de tarifas, que hasta ahora sólo adoptó Uber, es algo que los trabajadores alertaron desde 2024, advirtiendo que esto llevaría a los usuarios a disminuir su consumo, afectando directamente a sus ingresos y verse en la necesidad de invertir más horas de trabajo para tratar de alcanzar las ventas que ya tenían.
Si bien DiDi lo descartó por el momento, Panamá aseguró que no sabrán todas las consecuencias de este marco regulatorio hasta que se complete la prueba piloto.
“Al final del piloto sabremos si el saldo es positivo en términos de permanencia y atracción de nuevos conductores y repartidores”, sostuvo.
El director general de DiDi en Latinoamérica consideró que el mayor desafío en este momento es adaptar el modelo de negocio a la nueva regulación sin perder flexibilidad, dado que gran parte de los socios trabajan de manera temporal o parcial.
“Desde 2018 buscamos mecanismos para dar seguridad social, pero el marco legal lo impedía. Ahora podemos diferenciar entre quienes trabajan tiempo completo y quienes lo hacen por horas. El reto es que el gobierno entienda la naturaleza de este negocio y no lo lastime”, señaló Panamá.