Para 2023, los cargos formales ya estaban sobre la mesa y el gigante tecnológico quedó en el banquillo.
Tras años de escrutinio, el organismo concluyó que Google diseñó un sistema cerrado que reforzaba su dominio en cada eslabón de la cadena publicitaria, que van desde las herramientas que utilizan los anunciantes hasta las plataformas donde se subastan y colocan los anuncios.
La decisión no ordena aún la venta de activos, pero otorga a la empresa un plazo de 60 días para presentar un plan de cumplimiento. De no hacerlo, la Comisión no descarta medidas más drásticas, incluida la desinversión forzada.
La firma de Mountain View calificó la sanción de “injustificada” y anunció su intención de apelar. Desde su perspectiva, los cambios exigidos podrían dañar más a los negocios europeos que beneficiar a los consumidores.
No es la primera vez que Google se enfrenta a Bruselas. La multa de este viernes se suma a una lista que incluye 4,300 millones de euros por Android en 2018, 2,420 millones por el servicio de compras en 2017, y 1,490 millones por prácticas publicitarias en 2019. En total, la Unión Europea ha sancionado a la compañía con más de 11,000 millones de euros en menos de una década.
Esta decisión además fue cuestionada por Donald Trump, quien advirtió que sancionar a gigantes tecnológicos de EU podría traer represalias, particularmente sobre la industria automotriz europea, sin embargo la decisión, finalmente, llegó de manera desfavorable para Google.
Este caso también marca un nuevo capítulo en la pugna entre la soberanía tecnológica europea y el dominio estadounidense.
Con información de Reuters y AFP.