Además de Spotify, Apple Music, Tidal, Amazon Music y Deezer cuentan planes que incluyen esta opción. Una vez que confirmes que tu servicio integra esta función, el siguiente paso es revisar las opciones de configuración en la app móvil o de escritorio.
Allí puedes elegir la calidad de reproducción según el tipo de conexión: Wi-Fi, datos móviles o descargas. Configurar la calidad en “alta” o “lossless” mientras usas Wi-Fi es lo más recomendable para disfrutar la experiencia completa.
En datos móviles, el ajuste depende de tu plan: escuchar música en calidad sin pérdidas consume significativamente más datos que en formatos comprimidos. Una canción de tres minutos en MP3 puede pesar 3 a 4 MB, mientras que en FLAC puede superar los 30 MB. Esto implica que tu consumo de datos se dispare si no tomas precauciones.
También es posible descargar canciones en calidad sin pérdidas para escucharlas sin conexión. Aquí la advertencia es clara: los archivos ocuparán más espacio en la memoria de tu dispositivo. Si tienes un teléfono con 64 GB o menos, quizá debas gestionar cuidadosamente tus listas de reproducción.
Audífonos de calidad para música sin pérdidas
La otra pieza del rompecabezas es el hardware compatible. Aunque cualquier smartphone moderno puede reproducir archivos sin pérdidas, la verdadera diferencia se percibe en los dispositivos de salida de audio. Los auriculares con cable, los DAC externos (convertidores de audio digital a analógico) y los altavoces que soportan FLAC son los aliados ideales.
En cambio, los audífonos Bluetooth estándar suelen ser menos recomendables en este sentido. La mayoría de estos dispositivos comprimen la señal al transmitirla, por lo que el sonido que llega al oído no conserva la calidad sin pérdidas. Existen excepciones, como auriculares con soporte para códecs avanzados (LDAC, aptX Lossless), pero no son la norma en el mercado y son demasiado costosos.
Entre algunas de las marcas que destacan en este segmento se encuentran Sony, Sennheiser, Bowers & Wilkins (B&W), Technics, Focal y Bang & Olufsen entre otras compañías.
Si tienes un sistema de sonido en casa, otra alternativa es aprovechar la tecnología Spotify Connect o AirPlay, que envían la señal de audio directamente desde la red Wi-Fi al altavoz o receptor compatible, evitando la compresión intermedia que ocurre en algunos dispositivos móviles.
En computadoras y tablets, la configuración es más sencilla. Basta con asegurarte de que el servicio de streaming esté en la máxima calidad y de conectar un par de auriculares o altavoces adecuados. Los usuarios más exigentes suelen invertir en interfaces de audio o DAC externos para elevar aún más la fidelidad del sonido.
El papel del ancho de banda también es crítico. Reproducir música en formato sin pérdidas requiere una conexión estable de al menos 1.5 a 2 Mbps por flujo, aunque para archivos de mayor resolución se recomiendan conexiones más rápidas, pues una red Wi-Fi congestionada puede arruinar la experiencia con cortes o buffering.
Más allá de la tecnología, el atractivo del audio lossless está en la promesa de escuchar la música como fue concebida en el estudio. Los fans de géneros con gran riqueza instrumental —jazz, clásica, progresivo— suelen notar de inmediato la diferencia. Para otros, el cambio puede ser más sutil, pero sigue representando una mejora.