“Cada evento deportivo implica que las ciudades se tienen que volver más amigables con los turistas y la tecnología tiene todos los habilitantes para lograrlo”, señaló a Expansión Marcelo Castiglione, CEO de Sonda, una empresa integradora de tecnología que ha trabajado en la modernización del metrobús en México.
En los últimos torneos, la conectividad es parte esencial de la experiencia futbolística. Rusia 2018 apostó por la fortaleza del 4G y Qatar 2022 por el despliegue masivo de 5G para sostener transmisiones en vivo, pagos sin contacto y aplicaciones oficiales.
Para 2026, la FIFA establece como requisito la integración de redes LAN, cableado estructurado flexible y Wi-Fi de alta capacidad en estadios y zonas operativas.
Sonda ya ha estado en procesos similares. Durante los Juegos Olímpicos de Brasil, explicó Castiglione, implementaron la infraestructura de comunicaciones en los estadios. En los Panamericanos de Chile desarrollaron aplicaciones para orientar a los asistentes y sistemas para coordinar en tiempo real la movilidad de los atletas.
“Les pusimos geolocalización a todos los autos, como un mini Uber para que todo llegara a tiempo según el calendario de competencias”, precisó el ejecutivo.
Ese tipo de soluciones, aseguró Castiglione, puede replicarse y ampliarse para un evento como el Mundial 2026, especialmente considerando la complejidad logística de tres países compartiendo sede. Para él, una de las claves es que estas inversiones no desaparezcan tras el silbatazo final.
“No solo son oportunidades para el evento; son proyectos que fortalecen la seguridad, la conectividad y la movilidad, y que después se quedan en las ciudades sede”
El ejecutivo recuerda proyectos como la tarjeta de pago sin contacto para el transporte público, primero en Chile y luego replicada en Colombia, Panamá, Argentina y Brasil; o las cámaras inteligentes que desde 2008 operan en Uruguay.
En México, esta demanda tecnológica se cruza con retos estructurales. El país aún carga con un rezago en espectro radioeléctrico y capacidad de red respecto a sus socios norteamericanos, pero tiene la ventaja de tener una robusta red de centros de datos y jugadores que resguardan este tipo de data.
Sin embargo, la Ciudad de México tiene una red pública de Wi-Fi con más de 21,500 puntos gratuitos, cifra que se busca ampliar a más de 34,000, de acuerdo con datos de la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México.