Pero pese a ello, el gasto promedio de los nacionales no tuvo un aumento significativo, pues de 2024 a 2025 creció solo 27 pesos, al pasar de 1,176 a 1,203 pesos, según el Estudio E-commerce México elaborado por Elogia.
Además, el consumidor mexicano se alinea a la tendencia de anticipación. De acuerdo con la AMVO, este comportamiento es evidente en temporadas de ofertas como el Buen Fin, para el que el 76% de quienes piensan comprar en esta campaña se prepara con hasta tres semanas de anticipación.
En este contexto de cautela, el reporte de VML muestra que el crecimiento futuro del comercio no dependerá de un solo canal. 62% de los consumidores globales prefiere marcas que combinan presencia física y digital, una señal clara de que la omnicanalidad dejó de ser un diferencial para convertirse en una expectativa básica. En México 69% de los compradores combinará canales físicos y digitales.
Tecnología e IA: adopción rápida, ejecución desigual
El Future Shopper Report 2025 también confirma la normalización de la inteligencia artificial en el proceso de compra. El 68% de los consumidores ya ha utilizado herramientas de IA como ChatGPT; 47% valora positivamente cómo las marcas la están implementando y 46% no se siente incómodo con contenido generado por IA.
Además, el concepto de Agentic AI —asistentes capaces de negociar y comprar en nombre del usuario— genera entusiasmo en 48% de los encuestados, aunque abre nuevos interrogantes sobre visibilidad, control de datos y competencia algorítmica.
No obstante, el avance tecnológico contrasta con la experiencia real. El 51% de los consumidores considera que las empresas hablan de ser customer-centric, pero no entregan la experiencia prometida, y 45% abandona compras debido a frustraciones en la experiencia digital. Antes que funciones sofisticadas, los usuarios reclaman que las marcas “hagan bien lo básico”: búsquedas efectivas, descripciones precisas y plataformas que recuerden sus preferencias.
El Future Shopper Report 2025 deja una conclusión clara: el estancamiento del gasto online no es señal de agotamiento, sino de exigencia. El consumidor sigue comprando, pero lo hace con mayor cautela, atravesado por la incertidumbre económica y política, y con expectativas más altas hacia las marcas.