Más de 25% de adultos del mundo ponen en riesgo su salud por el sedentarismo
Más de una cuarta parte la población adulta del mundo -unos 1,400 millones de personas- hace muy poco ejercicio y se expone a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, demencia y cáncer, según un estudio liderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2016, cerca de una de cada tres mujeres y uno de cada cuatro hombres en todo el mundo no alcanzaban los niveles recomendados de actividad física para mantenerse saludables: al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de actividad vigorosa a la semana.
No ha habido una mejoría en los niveles globales de actividad física desde 2001 según el estudio, que fue realizado por investigadores de la OMS y que fue publicado el martes en The Lancet Global Health.
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Las tasas más altas de falta de ejercicio en 2016 se presentaron en adultos en Kuwait, Samoa Americana, Arabia Saudita e Irak, donde más de la mitad de todos los adultos no realizaban la actividad suficiente para proteger su salud.
En comparación, cerca de un 40% de los adultos en Estados Unidos, un 36% en Reino Unido y un 14% en China hacían poco ejercicio para mantenerse saludables.
"A diferencia de otros grandes riesgos globales para la salud, los niveles de actividad física insuficiente no están disminuyendo en el mundo en promedio, y más de un cuarto de todos los adultos no alcanza los niveles recomendados de actividad física para mantener una buena salud", dijo Regina Guthold de la OMS, una de los líderes de la investigación.
La OMS dice que la actividad física insuficiente es uno de los principales factores de muerte prematura en todo el mundo, al incrementar el riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT) como la enfermedad cardiovascular, el cáncer y la diabetes.
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Al volverse más activas, dijo, las personas pueden lograr fácilmente beneficios como un mejor estado de salud muscular y cardiorespiratorio, mejor salud ósea, control de peso y un menor riesgo de hipertensión, cardiopatías, ataques de apoplejía, diabetes, depresión y varios tipos de cáncer.
El estudio halló que los bajos niveles de actividad física fueron más del doble en países de altos ingresos en comparación a países más pobres, y que se habían incrementado un 5% en países más ricos desde 2001 al 2016.