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Halitosis: 10 causas (y remedios) para el mal aliento

Además de los efectos obvios sobre tu popularidad, el mal aliento podría ser síntoma de enfermedades y trastornos, algunos graves.
dom 06 enero 2019 07:02 AM

(CNN) — ¿Repruebas constantemente la prueba del aliento, esa en la que discretamente soplas dentro de tu mano para revisar si te huele mal la boca? (Pista: si puedes olerlo, entonces tu aliento es definitivamente tóxico, ya que, de acuerdo con los dentistas, la mayoría no nos damos cuenta).

Si el aroma de tu boca se puede catalogar como "peste desagradable", entonces tú (y todos los que te rodean) son víctimas de la halitosis, un aliento tan repulsivo que solo podría parecerle atractivo a las moscas.

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Además de los efectos obvios sobre tu popularidad, el mal aliento podría ser síntoma de enfermedades y trastornos, algunos graves.

Mientras corres por una menta, podría servirte saber cuáles son las 10 principales razones por las que tienes mal aliento y qué puedes hacer al respecto.

1. Tu técnica de cepillado apesta

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Sí, la mala higiene dental es una de las principales causas del mal aliento. Cuando la comida queda atrapada entre tus dientes y bajo tus encías, las bacterias se dedican a descomponerla y dejan gases pútridos que huelen a huevo podrido o peor (tan mal como la popó).

Los dentistas dicen que una forma de saber si tienes mal aliento es limpiarte con hilo dental y oler el hilo. Si el hilo tiene un olor desagradable, sabes con certeza que tu aliento es tóxico.

La buena noticia es que puedes solucionar fácilmente esta clase de mal aliento: lávate los dientes con pasta con fluoruro dos veces al día y usa regularmente el hilo dental. Mientras te estés cepillando, no olvides la lengua y las mejillas: los estudios demuestran que cepillarlos pueden reducir la carga bacteriana.

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Los dentistas advierten que los enjuagues bucales cosméticos y los chicles solo enmascaran el olor porque ninguno reduce las bacterias.

2. Bebiste o comiste algo oloroso

Café, ajo, pescado, huevos, cebolla, comida especiada. Los alimentos pueden causar mal aliento fácilmente.
Muchos de los alimentos liberan sulfuro, lo que contribuye al mal aliento. El azufre, como sabes, huele a huevo podrido.

Puedes enmascarar la peste con una menta o con un chicle, pero ten cuidado: los olores de lo que comiste pueden permanecer hasta que los alimentos dejan tu organismo, aunque te cepilles. Según la Academia de Odontología General de Estados Unidos, el sulfuro de alilo metilo del café, las cebollas y el ajo puede quedarse en tu torrente sanguíneo y excretarse a través de tu aliento hasta 72 horas después de haberlo consumido.

Intenta combatirlo con otros alimentos como los limones, el perejil y las frutas y verduras crujientes como las manzanas o las zanahorias, que estimulan la producción de saliva que sirve para eliminar impurezas de tu boca. ¡También te ayuda beber agua! Por otro lado, la cafeína desacelera la producción de saliva.

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3. Comes muchos dulces

Antes de que te eches a la boca ese dulce, galleta o pastel, escucha con atención. Podrás escuchar los aplausos de las bacterias que viven en tu boca. Para ellos, el azúcar es un superalimento y vaya que disfrutan de darse un atracón y dejar una peste a su paso.

Los dentistas explican que los dulces pegajosos como las gomitas y los caramelos son los peores: si has de comer algo dulce, recomiendan (¡oh, gran dicha!) que comas chocolate. Tiene menos azúcar que otros dulces y se disuelve más rápido en la boca.

4. Estás llevando una dieta baja en carbohidratos

Comer mucha proteína y pocos carbohidratos obliga a tu cuerpo a entrar en cetosis, que es cuando tu metabolismo quema células grasas para obtener energía. Este proceso genera desechos llamados acetonas. El exceso de acetonas no es bueno, así que tu cuerpo no tiene más opción que volverte una peste ambulante porque excretas acetona en la orina y en el aliento. Es un olor fétido, comparable al de la fruta podrida.

Intenta tomar más agua para eliminar las acetonas de tu cuerpo. Si usas mentas, dulces o chicles, asegúrate de que no tengan azúcar.

5. Respiras por la boca

Por la noche se reduce la producción de saliva , razón por la cual muchas veces nos levantamos con un sabor (y un olor) desagradable en la boca, aún tras cepillarte y pasarte el hilo dental diligentemente.

Si respiras por la boca o roncas, como ocurre con la apnea del sueño, la boca se seca aún más, así que tu aliento será aún más desagradable. La sequedad de la boca, conocida como xerostomía, no solo es desagradable, sino que es potencialmente dañina. Puedes terminar con la garganta irritada, con ronquera, dificultades para hablar y tragar, problemas para usar dentaduras postizas e incluso cambios en tu sentido del gusto.

La solución es encontrar la razón por la que respiras por la boca y resolverla; tomar mucha agua y cuidar tu higiene dental en la mañana y en la noche.

Claro que los dentistas también recomiendan que te revises periódicamente. No te avergüences. Si le cuentas a tu dentista sobre tu problema, puede ayudarte a encontrar la causa.

6. Tus medicamentos tienen parte de la culpa

Cientos de medicamentos que se usan comúnmente pueden secar la boca y contribuir con el aliento pestilente. Algunos de los culpables más comunes son los medicamentos para la ansiedad, la depresión, la hipertensión, el dolor y la tensión muscular.

Revisa la lista de efectos secundarios del medicamento para ver si incluye la resequedad de la boca y si así fuera, habla con tu médico sobre cambiar a un medicamento que no reduzca la producción de saliva.

7. Tienes la nariz congestionada o sufres de alergias

¿Tienes infecciones crónicas en los senos nasales o enfermedades respiratorias? Cuando se te congestiona la nariz, es más probable que respires por la boca, lo que reseca los tejidos y reduce el flujo de saliva.

Si tienes alergias, la batalla para detener el flujo nasal constante con antihistamínicos también puede provocar mal aliento. Muchos de los medicamentos que se usan para combatir las gripes, los resfriados y las alergias resecan más que la nariz.

Además, todo el flujo nasal puede causar mal olor porque puede quedarse atorado en la parte trasera de la lengua, que es increíblemente difícil de alcanzar con un cepillo de dientes. Los dentistas recomiendan que te talles la parte trasera de la lengua con un cepillo especial y que uses enjuague bucal con dióxido de cloro.

8. Fumas o masticas tabaco (u otras cosas)

Si fumas, probablemente no tienes idea de que el olor del tabaco se impregna en tu ropa, en tus pertenencias y, especialmente, en tu aliento. Respirar gases calientes aturde tus sentidos y disminuye tu capacidad de oler y detectar sabores .

Obviamente, el aire caliente también reseca la boca. La pérdida de saliva, combinada con el olor del tabaco, crea el infame "aliento de fumador". La resequedad de la boca también es un efecto secundario clásico de fumar o ingerir marihuana, cosa cada vez más común en Estados Unidos porque más estados han legalizado el cannabis.

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¿Masticas tabaco? Es obvio que se te mancharán los dientes, que tus encías la pasarán mal y que tu aliento apestará. ¿Cuál es la solución? Ya sabes.

9. Bebes alcohol

Sí, seguimos hablando de cosas que resecan la boca. Eso, mi querido amigo amante del vino, la cerveza y los cocteles, incluye al alcohol, sin mencionar que el vino contiene azúcar, al igual que muchos de los ingredientes que se usan para mezclar cocteles. Aquí entra de nuevo el coro de bacterias agradecidas.

Combátelas chupando dulces sin azúcar o mascando chicles sin azúcar porque ambos estimulan la producción de saliva. No te olvides de tomar agua (también es buena para evitar la resaca) y de lavarte los dientes y pasarte el hilo dental en cuanto puedas.

Sin embargo, aquí hay una ironía: muchos enjuagues bucales contienen alcohol. Así que si la halitosis no te deja en paz, consulta a tu dentista para que te recomiende un enjuague terapéutico contra la placa.

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10. Tienes una afección subyacente

¿Tienes gastritis, reflujo ácido o enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE)? La regurgitación de un poco de comida o de ácido puede crear mal aliento fácilmente. No lo descartes solo porque es desagradable: la ERGE, si no se trata, puede transformarse rápidamente en una enfermedad grave, incluso en cáncer.

El mal aliento también puede ser signo temprano de una enfermedad subyacente que no tiene síntomas externos.

Uno de los signos de la cetoacidosis diabética, una enfermedad que pone en riesgo la vida y que afecta principalmente a personas con diabetes tipo I, es el aliento a fruta. Ocurre porque las personas que tienen poca insulina (o nada) no pueden metabolizar las acetonas, así que se acumulan en el cuerpo hasta alcanzar concentraciones tóxicas.

Si se detecta aliento dulce en una persona que tiene diabetes tipo I, hay que conseguir atención médica de inmediato. En casos raros, las personas con diabetes tipo II también pueden desarrollar esta afección.

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Las personas que tienen insuficiencia renal crónica grave también pueden tener aliento a amoniaco, que según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos , también puede describirse como "a orina o a pescado".

Uno de los signos de la insuficiencia hepática es el fetor hepaticus, un aliento fuerte, dulce y rancio. Se presenta cuando el hígado enfermo no puede procesar el limoneno, una sustancia química presente en la cáscara de los cítricos y algunas plantas.

Los científicos están tratando de desarrollar una prueba de aliento basada en ese olor para ayudar a los médicos a detectar la cirrosis hepática en etapas tempranas y así, comenzar el tratamiento oportunamente.

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